El próximo miércoles 7 de mayo dará comienzo el cónclave para elegir al nuevo papa. En el mismo tienen derecho a votar todos los cardenales menores de 80 años, un total de 133. Sin embargo, dos de ellos de ausentarán por motivos de salud.

El nuevo pontífice será elegido por una mayoría de dos tercios. Están previstas cuatro votaciones por día, dos por la mañana y dos por la tarde. No obstante, si el cónclave se alarga demasiado, el proceso cambia.

Aunque sigue siendo necesaria la mencionada mayoría de dos tercios, después de la 33ª o 34ª votación se pasa a realizar una segunda vuelta directa y obligatoria entre los dos cardenales que hayan obtenido mayor número de votos en la última votación.

En cualquier caso, para alcanzar esa mayoría es necesario tejer alianzas. Las mismas se construyen entre los propios cardenales en reuniones en la Casa Santa Marta, el lugar en el que todos se alojan durante el cónclave.

Esas reuniones a veces dejan anécdotas, como la que ha contado el arzobispo jubilado Anselmo Guido Pecorari en una entrevista con el medio de comunicación italiano Corriere della Sera.

Pecorari ha contado que un cardenal, del que no ha querido desvelar su identidad "porque es un querido amigo mío", al ser consciente de que en la Casa Santa Marta hasta las paredes oyen, decidió organizar una "reunión" con otros cardenales en su habitación. Pero ese encuentro, le pasó factura, literalmente.

Según ha narrado el arzobispo, el cardenal anfitrión de la reunión "pensó que todo era gratis, invitó a algunos colegas a su habitación para charlar después de la cena y así terminaron rápidamente todos los licores en miniatura del minibar. Sólo después encontró los cargos en su cuenta y se molestó".

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