Estas son las diferencias entre un maremoto y un tsunami
Las ondas generadas por un maremoto son principalmente ondas sísmicas que se propagan a través del lecho marino.

En el vasto y misterioso mundo de los fenómenos naturales, los maremotos y los tsunamis ocupan un lugar destacado debido a su capacidad para causar destrucción masiva. Aunque estos términos se utilizan a menudo de manera intercambiable, representan eventos distintos con características y orígenes diferentes. Comprender estas diferencias es crucial para la correcta interpretación y respuesta ante estos desastres naturales. Los maremotos y los tsunamis han sido responsables de algunas de las catástrofes más devastadoras en la historia de la humanidad. Desde la antigüedad, estos eventos han dejado una marca indeleble en las comunidades costeras, alterando paisajes y vidas. Sin embargo, la confusión entre ambos términos puede llevar a malentendidos y a una preparación inadecuada ante estos fenómenos.
Un maremoto, también conocido como terremoto submarino, es un sismo que ocurre en el fondo del océano. Este tipo de terremoto es causado por el movimiento de las placas tectónicas bajo el lecho marino. Cuando estas placas se deslizan, chocan o se separan, liberan una enorme cantidad de energía que se transmite a través del agua en forma de ondas sísmicas. Estas ondas pueden provocar desplazamientos significativos del agua, pero no siempre resultan en un tsunami. Por otro lado, un tsunami es una serie de olas gigantes que se generan principalmente por el desplazamiento abrupto de una gran masa de agua. Aunque los tsunamis pueden ser causados por maremotos, también pueden originarse debido a erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra submarinos o incluso impactos de meteoritos. La característica distintiva de un tsunami es su capacidad para viajar a gran velocidad a través del océano y aumentar en altura a medida que se acerca a la costa.
Las ondas generadas por un maremoto son principalmente ondas sísmicas que se propagan a través del lecho marino. Estas ondas pueden ser detectadas por sismógrafos y son utilizadas para medir la magnitud del terremoto. En contraste, las ondas de un tsunami son ondas de agua que se desplazan a través del océano. Estas ondas pueden viajar a velocidades de hasta 800 kilómetros por hora en aguas profundas, pero su altura es relativamente baja en el mar abierto. A medida que las ondas de un tsunami se acercan a la costa, su velocidad disminuye debido a la disminución de la profundidad del agua, pero su altura aumenta dramáticamente. Este fenómeno se conoce como "amplificación de la onda" y es responsable de la devastadora fuerza de los tsunamis cuando llegan a tierra.
El impacto de un maremoto se limita principalmente al fondo marino y a las estructuras submarinas. Aunque puede causar daños significativos a los cables de comunicación submarinos y a las instalaciones de perforación, su efecto en la superficie del océano es generalmente limitado. Sin embargo, si un maremoto es lo suficientemente fuerte, puede desencadenar un tsunami, lo que amplifica su impacto. Los tsunamis, en cambio, tienen un impacto mucho más amplio y devastador. Cuando las olas de un tsunami llegan a la costa, pueden inundar áreas extensas, destruir edificios, arrasar comunidades enteras y causar una pérdida masiva de vidas. La fuerza del agua puede arrastrar escombros y convertir objetos cotidianos en proyectiles mortales. Además, los tsunamis pueden causar daños a largo plazo en el medio ambiente, contaminando fuentes de agua dulce y destruyendo hábitats naturales.