Un veterano de la Segunda Guerra Mundial hace una pregunta lapidaria a Vladimir Putin: "Tengo miedo"
Henry Rice sirvió en la Segunda Guerra Mundial por Reino Unido, pero ahora teme que nos estemos dirigiendo hacia una repetición de la historia por la guerra de Ucrania y el expansionismo ruso.

Un veterano de guerra de Reino Unido, cuyo barco fue alcanzado por un torpedo pocos días antes del Día de la Victoria en Europa, mira 80 años después al mundo y se asusta. Sí, dice estar "asustado" al prever el estallido de una nueva guerra mundial. Lo ve más que factible. Y señala a Rusia como detonante, esta vez. Por eso le lanza una brutal pregunta al mandatario de la Federación, Vladimir Putin: "¿Qué pretende? ¿Acaso no han aprendido la lección?".
Habla un señor de 99 años, de Cranleigh (Surrey), un señalero de la Marina Real Británica que estuvo a punto de no presenciar la derrota nazi, que se llama Henry Rice y ha conversado con el diario The Mirror.
Estaba de patrulla de vigilancia en el buque HMS Eastway dos semanas antes de la rendición alemana, cuando avistó la estela de un torpedo que se dirigía hacia ellos en el Canal de Bristol. Por suerte, la proa del barco tenía el fondo plano y los soldados sobrevivieron, salieron ilesos. Tras aquello, nada perturba mucho al veterano y, aún así, afirma: "Tengo miedo. Podría volver a ocurrir".
"Lo que realmente me preocupa es que, en nuestra época, hemos tenido estas guerras, miles de personas han muerto. El señor Putin perdió millones de vidas. ¿Qué pretende? ¿Acaso no han aprendido la lección?", sostiene. "Tengo suerte por mi edad, no voy a vivir lo suficiente para ver ningún problema futuro con el mundo, pero mis hijos y nietos, como cualquier otra familia del mundo, crecerán y posiblemente a los 18, 19 y 20 años, serán llamados a filas y pasaremos por esto una vez más", dice.
Lanza un mensaje desesperado al mundo: "Por favor, ¿es que nadie va a aprender? Alguien tiene que aprender. Recuerdo los años de la guerra; no los quiero, me dan miedo. No puedo ver que no suceda... eso es lo que me preocupa, me asusta", confiesa. Sostiene que lo que le ocurrió a él y a aquella Europa pasó anteayer, por lo que la memoria debería estar más fresca. "Ya hemos pasado por esto, alguien debe aprender", repite con firmeza.
En junio de 2023, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le otorgó la Legión de Honor, la más alta condecoración del país. Un reconocimiento justo para un muchacho que se ofreció como voluntario para servir en la Marina Real el día de su decimoséptimo cumpleaños y obtuvo sus documentos en seis meses.
En su tercer día de formación estuvo en el aula aprendiendo sobre anclajes y cables. "Estuve allí media hora cuando se abrió la puerta y entró un oficial naval que dijo las palabras mágicas: '12 voluntarios, por favor»' Obviamente, nadie se movió. Entonces me indicó: 'Ustedes seis, ustedes seis'. Dijo que al mediodía habría un camión fuera, '¡Suban!. Al día siguient,e me encontraba en Liverpool, en un barco rumbo a la Isla de Man, donde durante tres meses realicé un curso de formación sobre semáforos y luces morse", explica.
Henry dice que tuvo una guerra "afortunada": "Sólo tuve dos sustos. Tuvimos un problema en el Mediterráneo con los aviones y al subir por el Canal de la Mancha al final de la guerra. Vi al HMS Bulldog, un famoso destructor, con una gran bandera negra ondeando. Esa gran bandera negra decía: 'Estoy en contacto con un submarino enemigo'. Entonces vi una columna de agua blanca que venía hacia nosotros y me di cuenta de que era un torpedo. Pasó por debajo de la proa y nos falló por poco, y ese fue el fin de mi guerra. Supongo que dormitaba tranquilamente y nunca reporté esa columna de agua a pocos metros de distancia, que pasó justo debajo de nuestra proa. Ese submarino fue hundido por el HMS Bulldog. El secreto pudo haber sido que teníamos el fondo prácticamente plano", explica.
El veterano, uno de los pocos supervivientes de aquella guerra, dice que después de su accidente en Bristol, todos a bordo del HMS Eastway estaban en alerta máxima mientras se dirigían a Newcastle, a donde llegaron el día antes del Día de la Victoria en Europa. Se enteró de la rendición de Alemania cuando una voz resonante resonó por el altavoz del barco: "¿Lo oyen? ¿Lo oyen? Alemania se ha rendido".
"Seguí con mi vida normal. Era señalero y todas mis tareas se realizaban en el puente con unos binoculares oteando el horizonte. Me molesta un poco ahora porque he intentado contactar con alguien de la tripulación de entonces, porque nunca los conocí", relata.
Escucharle contar ese estallido de alegría es ver el otro ángulo de ese día: "Cuando llegamos a Newcastle, había un frenesí de actividad. Los miembros de la tripulación se vistieron con sus mejores galas, pero recibieron la orden de no bajar a tierra. Me quedé en el puente del muelle y solo pude ver a unas pocas personas felices. Nunca vi las calles, a la gente riendo, besándose y bailando".
Les dieron ropa para el frío y zarparon, llegando a Singapur, donde atracaron a tiempo para escuchar que los japoneses también se habían rendido. Era el flanco que quedaba, el de Oriente. Finalmente, Rice abordó el HMS Formidable y regresó a Portsmouth en octubre de 1946. Trabajó en transatlánticos antes de unirse al cuerpo de bomberos, donde estuvo 26 años y medio.
"Tuve una vida fantástica. Me casé, tuve dos hijos, tres nietos y cinco bisnietos. La Marina Real Británica me hizo un hombre, me hizo sentir orgulloso de mí mismo y de la Marina Real Británica. Estoy agradecido a la Marina Real Británica y a la guerra por haberme convertido en lo que soy hoy. Me siento cómodo, feliz y seguro de mí mismo, y no soy un héroe. Simplemente hice mi trabajo, igual que el resto de la tripulación. Tuve suerte de que algunos de mis conocidos fueran torpedeados", concluye.