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Trump celebra su polémica cena con los inversores que apostaron por su memecoin

Trump celebra su polémica cena con los inversores que apostaron por su memecoin

El menú de la fiesta, cuya lista de invitados es un misterio, incluía fletán, un pastel de lava caliente y relojes de 100.000 dólares. Hubo tímidas protestas en la puerta.

Recreación física de la criptomoneda de Donald Trump.Jonathan Raa

Una criptomoneda sin valor real. Una cena de gala financiada con millones. Y un presidente que utiliza su cargo para premiar —y monetizar— a sus inversores. Así ha sido el último episodio de la saga Trump, esta vez desde su club de golf privado en Virginia, donde reunió este jueves a los principales compradores de su memecoin $TRUMP en un evento privado y opaco que ha sido calificado por miembros del Congreso como “el Everest de la corrupción”. La escena no fue un acto institucional, ni una cena de campaña: fue un encuentro organizado por sus socios empresariales para enriquecer directamente a la familia Trump.

Para acceder al evento no hacía falta militar en ningún partido ni donar al partido republicano: bastaba con gastar cifras indecentes en la memecoin $TRUMP. Según datos de la firma Inca Digital, se movieron 148 millones de dólares solo para conseguir una de las 220 plazas. Los 25 mayores inversores fueron premiados con acceso a un cóctel privado y una foto con Trump; los cuatro primeros, con un reloj Trump Tourbillon de 100.000 dólares.

El primero en la clasificación fue Justin Sun, un polémico empresario chino investigado por fraude, que se gastó 18,5 millones de dólares en monedas digitales para asegurarse sitio en la mesa y visibilidad global. Junto a él, ejecutivos cripto de medio planeta, influencers, especuladores y fans de Trump con colecciones de NFTs y zapatillas oficiales.

El menú —fletán, puré de ajo, pastel de lava caliente— se filtró en redes, igual que las fotos del atril presidencial y los aplausos a un discurso donde Trump volvió a presentarse como mártir empresarial y prometió que su Gobierno acabaría con la “persecución” a la industria cripto. Según The New York Times, varios asistentes reconocieron abiertamente que estaban allí para influir en el presidente y obtener ventajas regulatorias.

Una fiesta privada con olor a conflicto de intereses

Mientras Trump posaba para selfies en el interior, en la entrada del club varias decenas de personas protestaban con pancartas como “EE.UU. no está en venta”, “Paren la corrupción cripto” o “Publicad la lista de invitados”. La manifestación fue organizada por la ONG Our Revolution, impulsada por Bernie Sanders, y denunció un conflicto de intereses evidente: un presidente utilizando su plataforma institucional para inflar el valor de un activo digital que lo beneficia directamente.

El evento fue tan polémico que hasta algunos senadores republicanos mostraron incomodidad. Los demócratas, por su parte, han presentado una ley para impedir que cargos públicos puedan emitir o promocionar criptomonedas. Pero con las dos cámaras en manos del Partido Republicano, su aprobación es improbable.

Entre los invitados confirmados hay figuras como “Ogle”, asesor cripto que asiste siempre enmascarado y asegura haber recuperado millones en estafas. Otros llegaron en SUV de cristales tintados, con pasaportes extranjeros en la mano y trajes de gala para una fiesta que ha sido criticada como un “pago por acceso” al presidente de Estados Unidos.

Según Chainalysis, más de la mitad de los asistentes eran inversores no estadounidenses. Y mientras los grandes carteras ya acumulan más de 1.500 millones en beneficios, unos 600.000 pequeños inversores han perdido cerca de 3.900 millones desde que Trump lanzó la memecoin.

El resumen es sencillo: una moneda sin respaldo real, millones invertidos a cambio de trato VIP y un presidente que convierte su mandato en un negocio privado. Pastel de lava incluido.

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