Los resultados de Tesla fuerzan a Elon Musk a ensayar su salida del Gobierno de Trump
El magnate, cuya fortuna está muy vinculada al valor de las acciones del fabricante de coches eléctricos, reducirá su dedicación a DOGE a partir del mes de mayo.

El consejero delegado de Tesla, Elon Musk, ha confirmado esta noche que reducirá de forma significativa su implicación en el Gobierno de Donald Trump a partir de mayo, tras semanas de presión de los mercados, una caída histórica en los beneficios de su empresa y el desgaste público que ha provocado su papel como arquitecto de los recortes en el gasto federal. La decisión llega en plena crisis de reputación de Tesla, en un contexto de protestas internacionales, desplome bursátil y pérdida de cuota de mercado.
Tesla ha comunicado esta noche una caída del 71 % en sus beneficios netos durante el primer trimestre de 2025, hasta los 409 millones de dólares. Los ingresos del área de automoción han bajado un 20 %, quedándose en 13.967 millones, y el total de ingresos ha descendido un 9 %, hasta los 19.335 millones. La compañía también ha notificado una contracción del margen operativo y un aumento del 9 % en los costes. Desde diciembre, el valor de la acción ha perdido casi la mitad.
Ese desplome no solo ha afectado a la compañía: la fortuna personal de Musk, directamente ligada al rendimiento de las acciones de Tesla, también se ha resentido. El empresario acumula la mayor parte de su patrimonio en títulos de su propia empresa, lo que lo convierte en el primer afectado por la pérdida de valor bursátil. Esa exposición directa explica también por qué ha decidido reorientar su tiempo y priorizar la gestión interna frente a su papel en el Gobierno de Trump.
Analistas e inversores han señalado que la implicación política de Musk ha contribuido al deterioro de la confianza en Tesla. Según The New York Times, varias voces del entorno financiero le han pedido que se aleje de Washington y retome el control directo de la empresa. En una llamada con analistas celebrada esta noche, Musk ha anunciado que a partir de mayo limitará su implicación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) a “uno o dos días por semana”.
DOGE y Trump: del poder a la carga
El empresario no ocupa un cargo ministerial, pero ejerce como director del DOGE, el organismo creado por Trump para reducir el tamaño del Gobierno federal y ejecutar recortes drásticos en el gasto. Bajo su dirección, el DOGE ha despedido a decenas de miles de empleados públicos y ha impulsado el cierre de organismos como la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID).
Politico publicó que Trump había comunicado internamente la futura dimisión de Musk, una vez terminado su trabajo en el DOGE. Según ese medio, tres fuentes cercanas al presidente aseguraron que el magnate dejaría su puesto en el Gobierno, aunque seguiría vinculado a la administración con un perfil más bajo.
La Casa Blanca desmintió esa información. “Esta primicia es basura”, escribió la portavoz Karoline Leavitt en su perfil oficial en X. Según su versión, Musk continuará en el cargo “hasta que complete su increíble trabajo” al frente del DOGE. Trump también matizó que habría un momento en que el organismo podría funcionar sin él: “Habrá un punto en el que otros puedan hacer este trabajo con el bisturí, y eso es lo que queremos”.
Musk se ha convertido, además, en una de las figuras públicas más asociadas a la ultraderecha global. Ha respaldado de forma explícita a dirigentes nacionalistas en Europa y ha amplificado discursos extremistas desde su red social, X. Esa exposición ha tensado su relación con sectores clave del mercado estadounidense y ha incrementado la presión política dentro de la propia administración Trump. Entre los asesores del presidente ya hay quien lo considera un lastre, por su volatilidad y su impacto negativo en la gestión de la imagen del Gobierno.
El propio Musk ha reconocido que no ha podido frenar decisiones estratégicas como el aumento de aranceles a productos chinos, que afectan directamente a la operativa de Tesla. “Seguiré abogando por aranceles más bajos, pero eso es todo lo que puedo hacer”, ha afirmado.
Protestas, sabotajes y pérdida de mercado
La imagen de Tesla también se ha resentido. En los últimos meses, la marca ha sido objeto de protestas en concesionarios de Estados Unidos, Canadá, Alemania o Escandinavia. Algunos de sus vehículos han aparecido dañados y varios actos de presentación han sido boicoteados. En California, su principal mercado nacional, las ventas han sufrido una caída notable.
Durante la conferencia con analistas celebrada esta noche, Musk ha vinculado esas protestas con su papel en el Gobierno federal. “Están muy organizados y se les paga”, ha asegurado. Según el empresario, los manifestantes “reciben dinero público porque se benefician del despilfarro y el fraude”, y estarían reaccionando ante las medidas de ajuste aplicadas desde el DOGE. Sin embargo, no ha presentado pruebas que respalden esas acusaciones ni ha identificado a los supuestos beneficiarios de esos fondos.
No es la primera vez que Musk hace afirmaciones de este tipo. En intervenciones anteriores, también ha sugerido —sin aportar evidencia— que influyentes donantes del Partido Demócrata, como George Soros y Reid Hoffman, estarían financiando las movilizaciones. Estas declaraciones han intensificado las críticas hacia su figura pública y han alimentado el rechazo de consumidores ajenos a sus posiciones políticas.
Mientras tanto, su respaldo a líderes de ultraderecha en Europa y Estados Unidos ha generado rechazo entre consumidores progresistas, así como en amplios sectores del público general preocupado por la deriva política de la empresa.
Para contener el daño, Tesla ha intensificado sus descuentos, ha retirado todas las unidades del Cybertruck entregadas desde 2023 y ha comenzado a ofrecer versiones más asequibles. Las ventas del modelo han caído un 50 % en el primer trimestre. La compañía mantiene sus planes de lanzar un coche más barato en la primera mitad de 2025 y poner en marcha una flota de robotaxis en Austin, Texas, este mes de junio. Sin embargo, el modelo aún no se ha presentado y el proyecto sigue a la espera de luz verde por parte de los reguladores.
Durante la conferencia con analistas celebrada esta noche, Musk ha insistido en que no abandona por completo el DOGE. “Mientras el presidente quiera que lo haga y yo sea útil”, ha dicho, seguirá vinculado al proyecto. Sin embargo, ha dejado clara su intención de concentrarse en Tesla: “Dedicaré mucho más tiempo a Tesla”.
Por ahora, ha optado por una retirada parcial.