Los supermercados estudian científicamente los comportamientos de los clientes para incitarles de manera inconsciente a que compren más productos de los que tenían previsto adquirir al entrar por la puerta del establecimiento.

Y según publica el medio de comunicación portugués Postal, Mercadona es un gran ejemplo de ello, ya que utiliza varias estrategias para que los clientes incrementen su consumo en el supermercado.

Uno de esos trucos invisibles de Mercadona es el de proporcionar un ambiente acogedor, bien iluminado y con olores agradables. El objetivo es aumentar el tiempo que los clientes pasan en la tienda, incrementando así la posibilidad de comprar.

Otra estrategia tiene que ver con la ubicación de los productos. La misma se produce en una doble vertiente: el lugar en el que se sitúan los artículos en el establecimiento y el sitio en el que se colocan en las estanterías.

Por un lado, "los productos de primera necesidad, como leche, pan o harina, se colocan en las zonas más alejadas de la entrada. Esto obliga a los clientes a pasar por otros pasillos para llegar allí. En el camino, se exponen a decenas de otros productos que no habían planeado comprar", explican desde Postal.

Por otra parte, los artículos destinados a niños se colocan a alturas bajas (para que puedan acceder a ellos) y los productos pensados para los adultos se ubican en los estanterías altas, facilitando así también que puedan ser comprados.

Finalmente, Mercadona trata de aprovechar los segundos o minutos que los clientes esperan a pagar su compra colocando en las cajas productos pequeños que puedan llamar la atención de clientes como chocolates, chicles o pilas.

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