Quién se pondrá ahora el anillo del pescador: los cardenales que más suenan para suceder al papa Francisco
Tras el fallecimiento de Bergoglio, surgen razonables dudas de si la Iglesia mantendrá la línea aperturista del papa argentino o si el ala conservadora podrá recuperar el poder

La muerte del papa Francisco este lunes, a los 88 años de edad, da inicio a un largo y regulado proceso para que la Iglesia elija a un sucesor. Será en el denominado 'cónclave', que no tiene una fecha concreta para su arranque ni tampoco un límite de duración. Sólo acabará cuando un candidato reúna los votos necesarios para ser consagrado como nuevo papa.
Tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, surgen las razonables dudas de si la Iglesia mantendrá la línea aperturista del papa argentino o si el ala conservadora podrá recuperar el poder tras años de críticas hacia algunas de las líneas principales de acción del argentino, que pasaban por hacer una Iglesia más universal o flexibilizar la postura hacia asuntos como el divorcio o la homosexualidad y al propio papel que debía representar la mujer.
Lo cierto es que la legislación canónica no impone requisitos para que alguien pueda ser elegido papa: basta con ser un varón con pleno uso de razón. En la práctica, sin embargo, desde hace muchos siglos el elegido ha sido siempre uno de los cardenales que participan en dicho cónclave.
A día de hoy, según datos recopilados por ReligiónDigital.org, el Colegio cardenalicio está compuesto por 252 cardenales, de los cuales 135 son electores (tienen derecho a voto en el cónclave porque tienen menos de 80 años) y 117 son no electores (tienen 80 o más años). De los 135 electores, la gran mayoría (108) han sido nombrados por Francisco. Una cifra abrumadora que podría presuponer que el Colegio Cardenalicio se mantendría en la línea aperturista de Francisco. Pero la historia ha demostrado que nunca puede darse nada por hecho y que, como suele decirse, quien "entra Papa en el cónclave, sale cardenal".
En esta crucial elección participarán cinco españoles: Ángel Fernández Artime, Antonio Cañizares, Carlos Osoro, José Cobo y Juan José Omella. Además, hay dos cardenales nacidos en España que han desarrollado su actividad pastoral fuera del país: Cristóbal López Romero y François-Xavier Bustillo. Todos ellos podrían ser elegidos también como el nuevo papa español, algo que no ocurre desde hace casi setecientos años.
En todo caso, ninguno de ellos destaca en las quinielas de primeros favoritos tras la muerte de Francisco. Los italianos Pietro Parolin y Matteo Zuppi serían, teóricamente, los más aventajados en la carrera. El primero, como Secretario de Estado, ha sido el arquitecto de la política diplomática de Francisco. Zuppi, por su parte, es uno de los cardenales más alineados con la visión del Papa Francisco y ha actuado como mediador en numerosos conflictos internacionales, desde Irlanda a Ucrania pasando por ETA.
Dentro de la corriente progresista también se habla mucho del filipino Luis Antonio Tagle, actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y que aspiraría a ser el primer papa asiático de la historia. Para muchos, la opción más continuista de Francisco sin necesidad de tener que volver la cara a Europa.
El teólogo Javier López Hoyo también ha apuntado en El País otros dos nombres dentro de este sector próximo al último pontífice: el canadiense Michael Czerny (que también es jesuíta y eso juega en su contra) y el luxemburgués Jean-Claude Hollerich, claramente aperturista en cuestiones como el celibato, la homosexualidad o la ordenación de mujeres.
En una línea más neutral se posicionarían el italo-israelí Pierbattista Pizzaballa, encumbrado en estos últimos meses por su papel en la guerra de Gaza. El cardenal llegó a ofrecerse a los terroristas de Hamas a cambio de los rehenes israelíes. Por Estados Unidos suma fuerzas Timothy Dolan, actual arzobispo de Nueva York y participante en la toma de posesión de Donald Trump. Precisamente, la posible influencia que podría tener sobre él el actual presidente de Estados Unidos le resta opciones.
En el caso de virar hacia el conservadurismo, el guineano Robert Sarah sería un nombre muy a tener en cuenta. Representa el ala más tradicional de la Iglesia y ha sido crítico con algunas reformas del pontificado anterior. Al igual que el alemán Gerhard Ludwig Müller, que bebe de la escuela de Benedicto XVI y que se desmarca de Francisco en temas tan concretos como la comunión o el divorcio.
¿Y si no hay consenso?
Todos ellos entrarán en liza una vez arranque el cónclave, que aún no tiene fecha fija. El artículo 37 de la constitución apostólica establece que comenzará 15 días después de la vacante de la Sede Apostólica, aunque el Colegio de Cardenales puede establecer otra fecha, que no puede retrasarse más de 20 días desde la vacante.
La elección por escrutinio tiene lugar a través de la votación, individual y secreta, de los Cardenales electores. Deben realizarse dos votaciones cada día, además de una votación la tarde en que comienza el cónclave. Para que sea válida la elección debe contar con dos tercios de los votos. Francisco fue elegido en la quinta votación durante el segundo día de cónclave.
¿Y qué pasa si ningún candidato lo consigue? El artículo 74 prevé que, si después de 24 escrutinios los Cardenales no consiguen ponerse de acuerdo sobre el Cardenal elegido, podrán decidir por mayoría absoluta el modo de proceder, pero nunca se deberá prescindir del requisito de exigir mayoría simple para ser válida la elección.
Los votos son incinerados después de contarlos, y el color del humo comunicará al público el progreso de la elección: "fumata negra" significará falta de elección y "fumata blanca" anunciará que hay un nuevo papa en el mundo.