Polonia vota: las presidenciales clave para restaurar la democracia y avalar la 'era Tusk' o volver a los ultras
Los sondeos dan una diferencia mínima entre el favorito, el centroderechista Rafał Trzaskowski, y el radical Karol Nawrocki, aún más ajustada que en la primera vuelta.

Polonia es un país de agitada historia. También reciente. Durante años, haciendo de avanzadilla a las tendencias ultraconservadoras que hoy barren el mundo, la ultraderecha populista del partido Ley y Justicia (PiS) ocupaba tanto el cargo de primer ministro como de presidente, llevando a la nación por unos derroteros sombríos: amenazas al Estado de Derecho -de la separación de poderes a la prensa libre-, ultranacionalismo y ultraproteccionismo, imposición de una visión de la vida católica... Un modelo de funcionamiento que hubiera hecho que, hoy, no pudiera siquiera ser parte de la Unión Europea.
Bruselas, alertada por estas violaciones sistemáticas, llegó hasta a congelarle fondos de ayuda conmunitaria, dada la deriva. Pero en diciembre de 2023 se produjo un vuelco: Donald Tusk ganó las elecciones, se convirtió el primer ministro y tomó el timón. "El reinicio de la democracia", decían las crónicas. Polonia sigue teniendo problemas, como cualquier país, pero ha recuperado estabilidad y respeto internacional. Y, sin embargo, el apoyo que los ultras tuvieron en el pasado, unido a la falta de alternativas potentes de izquierda, hace que ahora se tema por una vuelta a la derecha extrema en las elecciones presidenciales que este domingo abordan su segunda y definitiva vuelta.
30 millones de polacos tienen que decidir si quieren como presidente a Rafał Trzaskowski, respaldado por la coalición gubernamental de centro-liberal Plataforma Cívica (KO), o a Karol Nawrocki, apoyado por el ultra Ley y Justicia (PiS). La elección es crucial para medir la fuerza de Tusk, porque se busca superar la obstrucción presidencial y consolidar el cambio.
Los resultados de la primera vuelta mostraron una ventaja mínima para Trzaskowski (31,36 %), el actual alcalde de Varsovia, frente a Nawrocki (29,54 %), presidente del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), y las encuestas para la segunda vuelta indican una diferencia aún menor.Otros 11 candidatos fueron eliminados. Hoy hay un práctico empate técnico, con ligera ventaja aún para el regidor, de un par de décimas.
El duelo que enfrentará a los dos candidatos más votados en la primera vuelta volverá a poner de manifiesto la existencia de dos modelos de sociedad polaca, dos maneras de entender la política y dos visiones opuestas de cómo debe ser el futuro del país.
Por primera vez en la historia, los dos candidatos principales organizaron marchas de apoyo simultáneamente en Varsovia, un acto que subrayó la intensidad de esta polarización y la lucha por movilizar a sus bases. Trzaskowski, figura del centro-liberal, se presenta como un político proeuropeo y reformista. Ha puesto el énfasis en los derechos de las mujeres, la accesibilidad a los servicios públicos y su experiencia en la gestión local, y su programa incluye la liberalización de las leyes de aborto.
En su último mitin en la ciudad costera de Gdansk, Trzaskowski se refirió al papel de la ciudad en el movimiento Solidaridad mientras se dirigía a sus partidarios. "Todos recordamos a los trabajadores de los astilleros que dijeron: 'basta de miedo, basta de mentiras, basta de desprecio'. Hoy, una vez más, debemos permanecer unidos", dijo.
"Para vosotros, serán sólo unos pasos hasta el colegio electoral, pero juntos podemos marcar un hito hacia la realización de nuestros sueños y aspiraciones", añadió. Por otra parte, en su discurso de clausura, Nawrocki se presentó como un candidato que es "simplemente uno de vosotros".
Se describió a sí mismo como "un ciudadano del Estado polaco que ha recorrido un largo camino para competir con un hombre creado por un 'laboratorio político'". Según la ley polaca, todas las campañas y la publicidad política deben cesar a medianoche. No se permite ningún comentario público hasta el cierre de las urnas el domingo.
Por otro lado, Nawrocki, historiador respaldado por el PiS, un exboxeador al que se atribuyen conexiones con el crimen organizado y los ultras del deporte, encarna una postura más conservadora y nacionalista. Su visión prioriza los intereses polacos, que considera en conflicto con el eje franco-alemán en Europa, e incluye propuestas como la reducción del IVA y la revalorización de las pensiones.
La segunda y definitiva vuelta llega en medio de una creciente tensión regional impulsada por la guerra de Rusia en la vecina Ucrania, las preocupaciones de seguridad en toda Europa y los debates internos sobre el Estado de derecho. Los dos perfiles, tan diferentes, definirán la respuesta polaca por venir.

¿Cuánto pesa un presidente?
Aunque el presidente polaco tiene un papel casi simbólico en la gobernanza diaria y la política exterior, sus poderes son significativos, especialmente en periodos de "cohabitación" como el actual, donde el gobierno es de un signo político (coalición de Donald Tusk) y la presidencia de otro (Andrzej Duda, alineado con el PiS).
El presidente posee el derecho de veto legislativo, puede enviar leyes al Tribunal Constitucional (cuyos miembros fueron nombrados en su mayoría por parlamentos dominados por el PiS), es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y debe aprobar todos los nombramientos importantes, como los embajadores.
El actual presidente, Duda, ha ejercido activamente estos poderes para obstaculizar las reformas del gobierno de Tusk, especialmente en el ámbito judicial.
Las reformas
Uno de los temas más trascendentales de estas elecciones es la restauración del Estado de derecho en Polonia y su relación con la Unión Europea. Durante los ocho años de gobierno del PiS se implementaron cambios significativos en el sistema legal, criticados por la UE y observatorios internacionales, lo que llevó incluso a la congelación de fondos europeos.
El Gobierno de Tusk se propuso revertir estas reformas, pero el presidente Duda ha bloqueado la mayoría de estos esfuerzos. Trzaskowski ha prometido firmar las leyes necesarias para poner fin al "caos y el dualismo en el poder judicial", mientras que Nawrocki ha prometido mantener a los jueces nombrados por el PiS y ralentizar las reformas.
Sin embargo, la primera vuelta de hace dos semanas evidenció que hay un profundo cansancio con el duopolio que ha marcado el ritmo de la política polaca durante casi 25 años, y las opciones de ultraderecha acapararon uno de cada cinco votos. Esto se interpretó como una señal de emergencia y un recordatorio de que gran parte de los polacos desea un cambio radical en el panorama político, una situación de la que se aprovechará la extrema derecha, presta a "recoger los frutos" del PiS, ahora percibido como un partido más convencional tras ocho años seguidos en el poder.
Este avance no es meramente electoral, sino que tiene consecuencias permanentes, incluida una mayor tolerancia hacia el discurso de odio en el debate público. Además, puede forzar a los partidos convencionales a radicalizar sus mensajes para no perder votantes.
Los ejes de campaña
La campaña ha sido intensa, marcada por debates, controversias y la batalla por movilizar el electorado. Se observó una participación récord en la primera vuelta (67,31 %), y las expectativas para la segunda vuelta son aún más altas.
Los cuarteles generales de ambos candidatos están trabajando en la movilización; el de Trzaskowski organizó una campaña puerta a puerta, mientras que el PiS utilizó la figura de Jarosław Kaczyński (jefe del PiS) y el apoyo del sindicato Solidaridad para movilizar a sus votantes.
Trzaskowski se ha comprometido a apoyar el restablecimiento de la independencia judicial, a reparar las relaciones con la UE, que reprochó los cambios de Ley y Justicia y a reconstruir las instituciones democráticas del país, todo lo que estaba hundido. Tusk ha intentado cambiar algunas leyes, pero se ha encontrado con la resistencia del presidente saliente, Duda. Entretanto, Nawrocki, aunque menos franco que sus aliados de partido, es visto como probable defensor de los cambios de Ley y Justicia que politizaron los tribunales.
La guerra de Ucrania no deja de estar de fondo, siendo Polonia el país que más refugiados ha acogido en estos tres años de contienda y mostrando una opinión clara de apoyo a Kiev, en consonancia con Bruselas. Ambos candidatos apoyan la continuidad del apoyo a Ucrania, pero en diferentes grados, con sensibles diferencias. Nawrocki cree que Ucrania nunca debería unirse a la OTAN, mientras que Trzaskowski considera que Kiev debería poder unirse algún día, cuando la guerra actual termine. Trzaskowski se muestra así como un firme defensor de Ucrania y apoya, además, su integración en la Unión Europea. Sin embargo, también ha advertido que limitaría el acceso de los refugiados ucranianos a beneficios sociales.
Y es que entre las principales propuestas de Trzaskowski están el desarrollo de la industria armamentística y tecnológica de Polonia y asegurar una posición sólida de Varsovia en la Unión Europea. Nawrocki, prioriza mantener estrechos vínculos con Washington, al que considera el único garante creíble de la seguridad polaca. Y con respecto a Ucrania, apoya la ayuda diplomática y militar, pero con un enfoque más transaccional, al tiempo que critica la falta de cooperación de Kiev en ciertos asuntos históricos.
Nuevos datos de la agencia estatal de investigación CBOS muestran, además, que los polacos tienen la opinión más negativa de su relación con Estados Unidos desde la caída del comunismo. Sin embargo, no cabe duda de que Estados Unidos es fundamental para construir la seguridad tanto europea como polaca. Algunos, entre ellos Nawrocki, sostienen que Polonia "necesita la certeza de que un futuro presidente se preocupará por las relaciones polaco-estadounidenses". Por su parte, Trzaskowski afirma que Polonia debe "esforzarse por lograr la cooperación más estrecha posible entre Estados Unidos, la Unión Europea y Polonia, porque juntos somos una potencia".
En lo social, el aborto sigue siendo un tema divisivo en Polonia, especialmente después de que Ley y Justicia impusiera una prohibición casi total. Trzaskowski apoya la flexibilización de las restricciones y ha respaldado propuestas para legalizar el aborto hasta las 12 semanas de gestación, así como introducir las uniones civiles para las parejas de la comunidad LGBTIQ+.
En contraposición, Nawrocki se opone a cualquier cambio en las prohibiciones actuales. De hecho, en su campaña fijó una posición clara como defensor de los valores conservadores tradicionales. El candidato de visión nacionalista también apunta a retirar el país del Pacto de Migración y del Pacto Verde Europeo, y critica la concesión de más derechos a las parejas de la comunidad LGBTIQ+.