La crueldad de Rusia en Ucrania alcanza nuevas cotas al usar armas que fueron prohibidas hace 100 años
Ucrania denuncia que Rusia lanza desde drones unas granadas que provocan asfixia y quemazón en ojos y garganta

Rusia ha cruzado una línea roja que la comunidad internacional trazó hace casi un siglo. Así lo denuncia Ucrania, que acusa al Kremlin de utilizar armas químicas en el frente de Zaporiya. En concreto, señala que el Ejército ruso está arrojando desde drones granadas RG-Vo cargadas con cloroacetofenona (CN), un gas tóxico similar al lacrimógeno, prohibido en conflictos armados desde 1925.
La información la ha publicado el medio lituano Bilis, que cita datos del Instituto de Criminalística de Kiev y del propio Ejército ucraniano. Los ataques se estarían repitiendo con frecuencia creciente en la zona de Shcherbaky, donde las granadas caen directamente sobre las posiciones defensivas ucranianas. Las autoridades ya han confirmado víctimas mortales.
El CN actúa en cuestión de segundos: provoca una fuerte irritación en ojos, garganta y vías respiratorias, espasmos oculares, vómitos y dificultad para respirar. En concentraciones mínimas puede causar la muerte. Según los expertos, bastan solo 11 miligramos por metro cúbico para que su efecto sea letal.
Su uso vulnera el Protocolo de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas, ambos firmados por Rusia. Aunque se tolera en operaciones antidisturbios, su empleo en guerras está tajantemente prohibido. Ya en enero, el ejército ucraniano detectó los primeros indicios de estas granadas en el frente. Desde entonces, denuncian, su uso se ha multiplicado.
Para Kiev, estas granadas son el ejemplo más claro de que Rusia recurre cada vez más a tácticas prohibidas para compensar sus reveses militares. “No solo pone en peligro a los soldados, sino también a civiles y al entorno”, advierten los expertos citados. Ucrania asegura que el uso de estas armas químicas forma parte de una campaña sistemática y planificada que ignora cualquier norma internacional.