Sentí que me observaban, descubrí lo qué había instalado mi vecino y usé la ley a mi favor
Si la cámara invade la intimidad de tu vecino, pueden culparte de "injerencia en la vida privada".

A pesar de que en la actualidad vivimos rodeados de cámaras de videovigilancia, hay veces en las que la seguridad se vuelve en su contra. Por ejemplo, vivir bajo los ojos electrónicos de tu vecino. Esto es lo que le ha pasado a Alessandra Orlacchio, que después de sentirse vigilada durante semanas, tomó la decisión de hablar con su vecino.
En sus declaraciones, recogidas por el medio Design Mag, revela que "estos dispositivos estaban definitivamente prohibidos". "He investigado, hay reglas muy precisas sobre lo que se puede y no se puede hacer al instalar un sistema de videovigilancia", crítica. En definitiva, asegura que no se puede filmar todo lo que te rodea sólo porque quieres sentirte seguro.
De este modo, si la cámara es discreta, "nadie te pedirá explicaciones". "Pero tan pronto como esa lente invade la esfera privada de los demás, aunque solo sea parcialmente, entonces el asunto cambia completamente de tono", reza la mujer en la publicación.
De acuerdo a la información difundida, la ley es bastante clara en este sentido. "Si filmas a tu vecino, aunque sea ligeramente, corres el riesgo de ser acusado de injerencia en la vida privada". Este delito está sancionado con penas de seis meses a cuatro años de prisión. Además, estas mismas reglas se aplican en otros ámbitos como los videoporteros o las mirillas digitales.
"No basta con poner un cartel en el exterior donde se note la videovigilancia", asegura. "Hay que tener cuidado de no enmarcar rostros y movimientos que no te conciernen", concluye en la publicación.
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