El conflicto armado en el que se encuentran inmersos Irán, Israel y desde hace unos días, también EEUU, está sacudiendo los cimientos de un mundo cada vez más tenso, volátil e indescifrable. Las guerras en Ucrania, Gaza y ahora Teherán y Tel Aviv, están agitando como nunca antes en el último medio siglo, el tablero geopolítico de Europa y Asia.

La dimensión de los ataques y la guerra librada en Próximo Oriente mantiene al mundo entero conteniendo el aliento, y hasta países en plena guerra como es el caso de Rusia, se han pronunciado acerca del conflicto que se desarrolla en Medio Oriente. En este sentido, Moscú ha asegurado no contar con información concluyente sobre la creación o posesión de armas nucleares por parte de Irán, de acuerdo con las palabras de Putin.

Sin embargo, el Kremlin ha tendido la mano a Teherán para colaborar con ellos en el desarrollo de un programa nuclear pacífico, y considera que Teherán tiene derecho a tenerlo. Así, durante su presencia en el Foro Económico de San Petersburgo, Putin aseguró que Rusia no pretende mediar en el conflicto, pero aseguró que permanece en contacto con "Israel y sus amigos iraníes", aunque no ofreció más detalles de las conversaciones mantenidas con Tel Aviv y Teherán.

Así, Rusia respalda la versión del OIEA acerca del nulo conocimiento de las pretensiones nucleares iraníes y por lo tanto, se posiciona contraria implícitamente contra la postura adoptada por Israel, y también por EEUU.

Pese a ello, existe un matiz, y es que la Organismo Internacional de Energía Atómica también reconoció que Irán no estaba siendo transparente con el desarrollo de su programa nuclear por primera vez en dos décadas, aunque esa prueba no podía ser suficiente para catalogar de "peligroso" las intenciones de Teherán al respecto.