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Putin le da largas a Zelenski y no viajará a Estambul para el diálogo con Ucrania

Putin le da largas a Zelenski y no viajará a Estambul para el diálogo con Ucrania

El presidente ruso renuncia al cara a cara con su homólogo ucraniano y envía a una delegación de segundo nivel a una cumbre a la que Donald Trump tampoco acudirá

El presidente ruso, Vladimir Putin, en las celebraciones del Día de la Victoria en Moscú.Alexander Kryazhev

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, volaba hacia Turquía cuando desde Moscú se encargaban de apagar toda esperanza de que la cumbre entre Ucrania y Rusia, que se va a celebrar este jueves en Estambul, pueda convertirse en el primer peldaño de la escalera que acabe en la apertura de una mesa de diálogo para la paz: Vladímir Putin no recoge el guante de su homólogo ucraniano y, tras días de presión internacional, renuncia a un cara a cara entre ambos líderes, primero desde 2019, que se perfiló como la gran oportunidad  para alcanzar, al menos, una tregua de 30 días en territorio ucraniano.

Durante casi una semana, el enigma sobre si Putin acudiría a la cumbre se mantuvo vivo, alimentado tanto por la falta de desmentidos de Moscú como por la creciente presión de la comunidad internacional, especialmente desde Estados Unidos. Zelenski, sin embargo, recogía el guante y no solo anunciaba su presencia en Estambul sino que la condicionaba también a la de su homólogo con una oferta: un alto el fuego de 30 días como un primer gesto hacia la paz definitiva, solo si si Putin se sentaba a negociar cara a cara.

Sin embargo, la respuesta del Kremlin llegó cuando el avión en el que viaja Zelenski hacia Turquía ya había despegado. Un alto funcionario de Kiev confirmaba a la agencia Reuters que el presidente ucraniano iba "de camino" a Ankara cuando, horas después, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunciaba que Putin no se desplazaría a Estambul. En su lugar, lo haría una delegación de segundo nivel encabezada por Vladímir Medinski, un asesor de cuestiones culturales con un perfil más ideológico que diplomático y que ya se ocupó de liderar el equipo negociador ruso del fallido diálogo de 2022, también en Turquía.

Aquella negociación terminó abruptamente, aunque Medinski aseguró en aquel momento que Ucrania estaría dispuesta, era la primera vez, a aceptar alguna de las condiciones que  Moscú había marcado como innegociables. Pero semanas después, la matanza de Bucha y la exigencia rusa de que el ejército ucraniano se redujese hasta situarse por debajo de los 100.000 efectivos dinamitaron cualquier tipo de diálogo. Unas condiciones que desde Kiev se interpretaron como la asunción de una rendición encubierta.

Esta vez, acompañarán a Vladímir Medinski el viceministro de Exteriores, Mijaíl Galuzin; el viceministro de Defensa, Alexandr Fomin y el jefe de la Inteligencia Militar, Ígor Kostiukov. Ninguno de ellos tiene perfil político y, junto a la ausencia de Putin, todo apunta a que el Kremlin no tiene muchas ganas de firmar un compromiso al máximo nivel sobre la guerra. Según un asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, la delegación rusa tratará “asuntos políticos y, yo diría, también un conjunto de cuestiones técnicas”. 

Con este escenario, la participación de Ucrania en la mesa queda en el aire. Zelenski había dejado claro que su participación dependía del encuentro con Putin. Ahora, cuando llegue a Estambul, tendrá que decidir si acude a la mesa de negociaciones prevista, aunque no está asegurada, o si se retira de unas conversaciones que ya nacen cojas. 

Sanciones, ultimátums y apoyos internacionales

La negativa de Putin llega en un contexto de creciente presión diplomática. La Unión Europea aprobó este miércoles su decimoséptimo paquete de sanciones contra los sectores bancario y energético rusos, condicionados al establecimiento de un alto el fuego. Moscú ha rechazado frontalmente cualquier ultimátum, calificándolo de interferencia en su política exterior. Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mostró dispuesto a intervenir personalmente en la negociación, una oferta que Zelenski consideró “de gran ayuda”.

Pero el presidente de Estados Unidos tampoco hará parada en Estambul, según han confirmado fuentes de la Casa Blanca a la CNN y a la agencia Reuters. Trump, que se encuentra gira por Oriente Próximo, afirmó horas antes que seguía contemplando la "posibilidad" de viajar a Turquía, asegurando que a Putin "le gustaría que estuviera allí". En su lugar acudirán el secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, y los enviados especiales de la Casa Blanca, Steve Witkoff y Keith Kellog.

Brasil y China también han insistido en la necesidad de reactivar el diálogo. El presidente brasileño, Lula da Silva, que hizo una escala técnica en Moscú tras su visita a Pekín, llamó por teléfono a Putin para tratar de convencerle de que viajase a Estambul para verse cara a cara con Zelenski. Según el Kremlin, Lula reiteró el compromiso de Brasil y China para alcanzar una solución negociada a la guerra en Ucrania.

La última vez que Putin y Zelenski se encontraron en persona fue en 2019, con mediación de Francia y Alemania. Aquella cumbre evidenció la profunda animadversión entre ambos líderes y la distancia insalvable en sus posturas, especialmente sobre la región de Donbás. Hoy, el escenario no ha cambiado demasiado.

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Con la ausencia de Putin, la cumbre de Estambul pierde fuerza simbólica y política. Y aunque la delegación rusa ya se encuentra lista para sentarse a la mesa, la posibilidad de un diálogo directo sigue siendo tan incierta como hace tres años.

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