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Las bombas caen sin cesar sobre Rusia: no vienen de Ucrania y se trata de un arma peligrosa

Las bombas caen sin cesar sobre Rusia: no vienen de Ucrania y se trata de un arma peligrosa

Se han convertido en un problema real para en las zonas residenciales del país.

Ataque ruso sobre DonetskAnadolu via Getty Images

Las bombas no siempre caen donde deberían, y en el caso de Rusia, el enemigo no es solo Ucrania. Parte de su propio armamento aéreo se ha convertido en una amenaza interna. Según informes recogidos por el medio ruso independiente Astra, desde principios de 2024 se han producido más de 160 bombardeos accidentales en zonas bajo control ruso, tanto dentro de Ucrania como en territorio de la propia Federación Rusa. La cifra no para de crecer: solo hasta junio de este año, ya se han registrado 94 incidentes.

De entre todos ellos, uno que ha llamado especialmente la atención ocurrió recientemente, en Novaya Olenivka, donde una bomba FAB-500 cayó sobre una zona residencial, lo que provocó importantes daños en al menos, cuatro viviendas.

Este tipo de bombas (FAB-500) se caracterizan por ser de caída libre, y con sus 500 kg, son diseñadas originalmente para ataques a gran escala. Su carga explosiva incluye hasta 300 kg de TNT y un cuerpo de acero grueso que, al estallar, se convierte en una lluvia de metralla. El impacto es devastador, especialmente si cae en zonas habitadas.

Sin embargo, lo que multiplica su poder destructivo es la incorporación de los módulos UMPK (conjunto unficado de planificación y corrección), una adaptación que permite a estas bombas ser lanzadas desde mayor distanicia y alcanzar su objetivo con precisión gracias a la navegación satelital e inercial.

Estas versiones guiadas convierten a la FAB-500, y también a modelos más grandes como FAB-1500 o la FAB-3000, en municiones de precisión comparables a las estadounidenses JDAM-ER.

Así, durante meses, el uso masivo de estas bombas guiadas proporcionó a Rusia una ventaja significativa en el frente, especialmente cuando se empleaban desde cazas Su-34, capaces de operar fuera del alcance de las defensas ucranianas. Sin embargo, esa misma arma, calificada por algunos analistas como el "milagro ruso", ha generado un problema interno cada vez más difícil de ignorar.

Los errores de navegación, fallos en los módulos o simplemente problemas técnicos están provocando que estas bombas no siempre acaben donde deberían. ¿El resultado? Explosiones sobre zonas civiles o posiciones propias. Un fenómeno que, según fuentes militares citadas por Astra, se ha vuelto demasiado frecuente.

La pregunta ahora es, por qué ahora se produce con más frecuencia que antes. Pues bien, para responder a esto, hay que rescatar varios detalles. En primer lugar, uno que llamó poderosamente la atención de los observadores: Rusia comenzaba a reducir de manera considerable el uso de las bombas guiadas a principios de 2025.

En este sentido, el analista militar Jaroslaw Wolski apuntó varias causas posibles: desde la reducción en el número de aviones disponibles hasta problemas logísticos con la fabricación de los módulos UMPK. Del mismo modo, no hay que olvidar otro factor que también podría haber influido: el fortalecimiento de las defensas ucranianas, gracias la llegada de los cazas F-16 y los sistemas electrónicos de interferencia que dificultan el guiado de este tipo de munición.

Y mientras tanto, los errores no cesan, y cada nuevo bombardeo accidental pone de manifiesto que el armamento más letal de Rusia, también puede ser, paradójicamente, una amenaza para su propia población.

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