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La guerrilla kurda del PKK pone fin a 40 años de lucha armada: ¿por qué ahora?

La guerrilla kurda del PKK pone fin a 40 años de lucha armada: ¿por qué ahora?

El duodécimo congreso del Partido de los Trabajadores del Kurdistán recoge definitivamente el guante de su fundador y líder, el aún preso Abdullah Öcalan, quien dio orden de abrir una nueva etapa en la vía política y disolver el grupo armado.

Manifestación prokurda en Ankara. Un joven porta un retrato de Abdullah Öcalan, fundador del PKK.Tunahan Turhan/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

Confirmado. Todos los pasos dados en los últimos meses han culminado en el final de la insurgencia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), es decir, la guerrilla kurda que este lunes ha anunciado que pone punto y final a 40 largos años de lucha armada -con un saldo de unos 45.000 muertos- y procederá a su disolución. 

Se trata de una confirmación oficial de lo que prácticamente se daba por hecho tras el anuncio realizado por el líder y fundador del grupo terrorista Abdullah Öcalan, quien a finales de febrero hizo un llamamiento para convocar un congreso de urgencia en el que se depusieran las armas y se iniciase la disolución del grupo fundado en 1978 con el objetivo de crear un Estado independiente kurdo.

Todavía encarcelado desde la prisión de la isla de Imrali, en la que permanece desde que fue capturado por los servicios secretos turcos en 1999 -25 años encarcelado-, el PKK ha respondido a las peticiones de su máximo dirigente y su duodécimo congreso ha sido el último, según ha adelantado la agencia kurda Firat, que apunta a que los encuentros han tenido lugar el 5 y el 7 de mayo "en dos áreas diferentes"  y al máximo nivel, incluyendo a "todas las ramas del partido".

El geográfico es una factor cualquiera. Hay que recordar el propio cariz de transversalidad del PKK en sintonía con el de un pueblo sin tierra reconocida que se reparte entre distintos países: sur de Turquía, norte de Siria -donde los kurdosirios acaban de firmar un acuerdo de integración con el nuevo Gobierno islamista de transición-, oeste de Irak... En esta línea, en virtud de los acuerdos alcanzados en dicho congreso se han finalizado "todas las actividades llevadas a cabo en nombre del PKK".

Un "clima ideal" para un histórico acuerdo de paz que llega con el Erdogan más cuestionado

Concretamente, el texto acordado por la guerrilla que ahora deberá afrontar un proceso de desarme como el de otras organizaciones similares, estipula que "el 12º Congreso del PKK ha decidido disolver la estructura organizativa del PKK y poner fin al método de la lucha armada, cuyo proceso de aplicación será dirigido y llevado a cabo por el líder APO, poniendo fin así a las actividades realizadas bajo el nombre del PKK".

Todo ello responde a una estrategia de continuidad que entronca con una corriente que lleva tiempo imperando entre los de Öcalan. Hay un "clima adecuado" y una "responsabilidad histórica" para materializar la apuesta política. Esas fueron las palabras que el propio fundador de la guerrilla kurda empleó hace unos meses, en el marco de negociaciones con enviados del Gobierno turco.

¿A qué se refería? A los cambios de una hoja de ruta que ha ido evolucionando en una organización que nació, como tantas otras, con la meta puesta en lograr un Estado independiente, pero ha acabado rebajando esa prioridad en la búsqueda de una mayor autonomía en las regiones kurdas. Esa aspiración pasa desde el uso del idioma a la participación en la vida política a todos los niveles y plenamente integrados dentro de la sociedad turca.

Lo cierto es que el terreno para lo que desde el Gobierno de Receip Tayyip Erdogan ya venían vendiendo como un acuerdo de paz estaba sembrado desde hacía años. Concretamente, desde 2013, pero las hostilidades y el estallido de revueltas en el sur se recrudecieron en 2015, evitando consumar el acercamiento. Desde entonces, muchas cosas han cambiado.

Principalmente, en el terreno militar y geoestratégico, el acuerdo firmado por las ya extintas Fuerzas de Siria Democráticas (FSD) para integrarse en el nuevo Ejército sirio supone la desaparición de una punta de lanza clave en favor de los intereses kurdos, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG). Dicha milicia fue clave en su avance desde Kobane, el norte de Siria, para acabar con el bastión del Estado Islámico en Al Raqa -una de las capitales del califato-, pero también lo fue para asegurar el mantenimiento y viabilidad de la guerrilla kurda en las montañas fronterizas con Turquía.

A la pérdida de apoyo sobre el terreno que primero tuvieron con la retirada de las tropas estadounidenses -conformaron su mayor apoyo en la región en el contexto de las operaciones contra Dáesh- se sumó un cada vez mayor despliegue militar y operativo de Turquía que dificultó los ataques del PKK y lo encerró aún más en las montañas. El último gran atentado fue el cometido contra las instalaciones de la empresa Turkish Aerospace Industries (TAI), en 2024, en la capital turca.

También desde el otro flanco kurdo, desde Irak, se han pronunciado ya las autoridades de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí. "Aplaudimos la decisión del PKK de disolverse, desarmarse y escuchar el llamamiento de Öcalan, al considerar que es un paso crucial que abre la puerta a una nueva etapa en la región", reza el comunicado de la oficina del presidente de dicha región, Nechirvan Barzani.

En el otro plano, el político, el prokurdo Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM) lleva años viendo cómo la represión se traduce en inhabilitaciones de sus líderes electos acusados de lazos con el PKK, o incluso de asesinatos en el peor de los casos. Un acuerdo bilateral con el Estado turco supondría la plena integración política y social de la gran opción política de los kurdos turcos. En un momento en que el mandatario turco ha mostrado su cara más dura y represiva.

Y todo ello entronca con la convulsa situación político-social actual. En las calles de Turquía, concretamente en las de la ciudad de mayor población, Estambul, se vive una auténtica ola de represión por el arresto y acusación del mayor adversario político de Erdogan, el depuesto alcalde de la ciudad, Ekrem Imamoglu, líder del socialdemócráta partido CHP al que acusan de corrupción y vínculos con el terrorismo del PKK, junto a otras figuras de su formación, la única capaz de hacer frente a la oficialista Partido Justicia y Democracia (AKP). A la que ya ha derrotado dos veces en las municipales.

Pero la clave del ascenso del CHP tuvo un componente kurdo. Para materializar ese dominio electoral emergente, fueron tejiendo alianzas con figuras del DEM que incorporaron a través de pactos y listas conjuntas. Por este motivo, no es de extrañar que todo apunte a que la estrategia de los prokurdos pasará por una integración pacífica en Turquía, en el que se logren respetar y conquistar los derechos de un pueblo que, solo en ese país, representa cerca del 20% de toda su población.

Con todo, anunciar que se ha derrotado al terrorismo del PKK supone anotarse un punto para un Erdogan que necesitaba un soplo de aire fresco tras las protestas. Desde el AKP se han pronunciado ya este lunes sobre el anuncio de disolución y abandono de las armas por parte de la guerrilla kurda. "La decisión del PKK de disolverse y deponer las armas tras el llamamiento hecho desde Imrali es un paso importante de cara al objetivo de una Turquía libre de terrorismo", ha comentado el portavoz, Cemil Bayik, puntualizando que "si el terrorismo termina por completo, se abrirá la puerta a una nueva era".

No es un matiz más. Ha estado acompañando de varias advertencias respecto al proceso de desarme. "Debe ser aplicado en la práctica y materializado en todas sus dimensiones", ha apuntado, señalando que eso incluye también "el cierre de todas las ramas, extensiones y estructuras ilegales del PKK". Al mismo tiempo, ha precisado que "este proceso será analizado de forma meticulosa sobre el terreno por nuestras instituciones estatales. Las etapas alcanzadas serán presentadas a nuestro presidente". Es decir, se abre lo que parece aún otro camino para cerrar un capítulo sangriento.

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Antón Parada es redactor de actualidad en El HuffPost. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar aquí trabajó cinco años en La Voz de Galicia y pasó por los micrófonos de Radio Voz.

Puedes contactar con él escribiendo a: [email protected]

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