Portugal ha vuelto a las urnas por tercera vez en tan solo tres años. Aunque el resultado, lejos de aportar la estabilidad que tanto ansían los portugueses, ha devuelto a la escena política a los mismos protagonistas, aunque en diferentes circunstancias. Por un lado está la holgada victoria de la alianza que lidera el actual primer ministro, Luís Montenegro, que lejos de que los escándalos que provocaron estas elecciones le hayan pasado factura, ha conseguido aumentar el número de apoyos, aunque sin apuntalar una mayoría absoluta. Por otro lado está el descalabro socialista y el auge de la ultraderecha, que ha empatado en número de escaños en la segunda posición, una cifra que aumentará una vez se haga oficial el resultado del voto en el exterior, que es favorable a la ultra Chega y que equivale a cuatro diputados más en la Asamblea de la República.

Con el 100 % del voto nacional escrutado, la coalición conservadora Alianza Democrática (AD) ha obtenido el 32,10 % de los sufragios y 89 escaños, nueve más que en la anterior legislatura. Una victoria amplia que, sin embargo, no basta para alcanzar la mayoría parlamentaria (116 escaños). Le siguen, empatados en número de diputados, el Partido Socialista (PS) y la formación de ultraderecha Chega, con 58 escaños cada uno y un 23,38 % y un 22,56 % de los votos, respectivamente. Y ahí está el giro de guion: los cuatro escaños que aún quedan por asignar, correspondientes al voto exterior, podrían inclinar la balanza y dar a Chega el histórico segundo puesto, dejando al PS fuera del podio por primera vez desde la Revolución de los Claveles.

El resto del mapa político portugués sigue igual de fragmentado. Iniciativa Liberal (IL) suma nueve escaños con el 5,53 % de los votos. El ecologista Livre se hace con seis diputados (4,20 %), seguido del Partido Comunista Portugués, que resiste con tres escaños (3,03 %). El Bloco de Esquerda, muy castigado, se queda con un único diputado, al igual que el animalista PAN. También irrumpe por primera vez en la Asamblea el regionalista Juntos por el Pueblo (JPP), con un escaño por Madeira.

Y todo esto, tras una convocatoria electoral provocada por una moción de censura fallida contra el Gobierno de Montenegro, salpicado por informaciones que apuntaban a conflictos de interés vinculados a su familia. Un episodio que, lejos de desgastarle, le ha consolidado como líder de la derecha y le ha permitido enmarcar estos comicios como una “moción de confianza” directa del pueblo. Así lo interpretó él mismo en su primer discurso tras conocerse los resultados: “El pueblo habló y ejerció su poder soberano y, en la honestidad de su libertad, aprobó inequívocamente un voto de confianza al Gobierno, a AD y al primer ministro”, proclamó ante sus seguidores.

El Partido Socialista se hunde y Chega se dispara

La gran sacudida de esta noche electoral en Portugal ha llegado con el sorpasso, que se da casi por hecho, de la ultraderecha de Chega al Partido Socialista (PS). Ambos, con 58 años, han empatado en la segunda posición. Aunque los de André Ventura cuentan con todas las papeletas para quedarse con ese segundo puesto, una vez se contabilicen los cuatro escaños del voto en el exterior, previsiblemente favorable a los radicales. Con este resultado, el PS ha perdido 20 diputados respecto a la pasada legislatura y su líder. Un duro golpe que, por el momento, se ha cobrado su primera víctima: su líder, Pedro Nuno Santos, que esta misma noche ha anunciado su dimisión y la apertura de un proceso de primarias con los que reconstruir un partido que llegó a gobernar el país hace no mucho.

“Asumo mis responsabilidades como líder del partido”, señaló un afectado Pedro Nuno Santos a sus seguidores, después de confirmar que pedirá a la dirección del partido que convoque lo antes posible unas primarias a las que no acudirá como candidato. “Nosotros no provocamos estas elecciones, pero queríamos ganarlas. Hicimos una buena campaña, pero no conseguimos ganar", explicó en una comparecencia en la que no ha habido lugar a triunfalismos y en la que también reconoció que “son tiempos duros y difíciles para la izquierda, para el Partido Socialista”.

La dirección del PS, sumida ahora en una nueva etapa de transición, se reunirá el próximo sábado para definir el calendario de su renovación interna. Pedro Nuno Santos, pese a su renuncia, se ha despedido marcando una línea roja clara con la alianza conservadora: "El PS nunca debería dar su respaldo a Alianza Democrática. Montenegro es el candidato con la idoneidad necesaria para ocupar el cargo", zanjó antes de avisar sobre el auge ultra de Chega, a la que calificó como una fuerza "más violenta y mentirosa" a la que se tiene que combatir "sin complacencia".

El líder de la ultraderecha portuguesa, André Ventura, ha vivido esta noche de elecciones en Portugal como una auténtica victoria. La formación, que entró en el Parlamento hace apenas cinco años, se consolida como un actor determinante y apunta ahora a disputar el liderazgo de la oposición. Su discurso, abiertamente populista y nacionalista, ha calado incluso en regiones tradicionalmente de izquierdas como Beja.

Un crecimiento meteórico para una formación que se fundó en 2019 que en un lustro ha pasado de la irrelevancia parlamentaria a convertirse en actor clave de la política nacional. "Hoy podemos declarar oficialmente ante todo el país que el bipartidismo ha terminado”, celebró André Ventura ante sus seguidores, visiblemente eufórico, pese a los problemas de salud que le han afectado durante la campaña. “Hemos hecho lo que ningún partido había hecho en Portugal ni en los años 70, ni los 80, ni los 90”, aseguró el líder ultra, quien ha asegurado que su formación ha sido la que "más ha crecido" y la que “más ha resistido frente a las élites”.

Luís Montenegro pide paso

El líder de la AD y primer ministro en funciones, Luís Montenegro, fue tajante tras conocerse los resultados: quiere seguir gobernando y considera que tiene un mandato claro para ello. “Esto ha sido una moción de confianza y hemos salido reforzados”, declaró entre aplausos, reivindicando su liderazgo pese a no alcanzar la mayoría absoluta.

Aun así, evitó dar pistas sobre posibles pactos. Preguntado por la posibilidad de pactar con Chega, Luís Montenegro se mantuvo esquivo: “No creo que haya más solución de Gobierno que la que se deriva de la voluntad libre, democrática y convencida, diría yo, del pueblo portugués expresada hoy”, respondió a los periodistas desde el hotel de Lisboa donde celebraba la victoria con sus seguidores. Tampoco mencionó a Ventura por su nombre, pero dejó claro que no se moverá de lo dicho en campaña: “En cuanto a nuestros compromisos, ya hemos demostrado tener palabra y que la cumpliremos”.

En un gesto de contención calculada, el líder conservador evitó alimentar el debate sobre con quién podría gobernar. “No sé lo que los demás partidos podrían decirnos a nosotros o al presidente de la República. Así que no voy a ayudar a teorizar aquí”, zanjó.

La votación de este domingo llega apenas dos meses después de que su Gobierno perdiera en marzo un voto de confianza en el Parlamento, motivado por las informaciones que vinculan a una empresa de su familia con pagos recibidos por otras compañías en las que él mismo trabajó antes. A pesar del escándalo, Montenegro ha salido reforzado en las urnas. El pueblo, según sus propias palabras, “ha aprobado inequívocamente un voto de confianza al Gobierno, a AD y al primer ministro”.

Pero la aritmética no da: sin mayoría absoluta (se queda en 89 escaños), y sin aliados claros. Ha descartado a Chega. Con los liberales no suma. Y el PS está descabezado y replegado. “Solo pedimos que nos dejen gobernar y trabajar”, repitió una y otra vez. La gobernabilidad está en el aire, y la estabilidad, una vez más, aplazada.

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