La oenegé World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef José Andrés, ha anunciado este miércoles que el bloqueo de Israel a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza obliga a la organización a dejar de dar comidas a los habitantes de la Franja porque han agotado sus suministros, donde no entra nada desde el 2 de marzo forzó a la entidad a poner fin a su labor humanitaria y a cerrar su úlltima panadería móvil.

"Las cocinas de campaña a gran escala de WCK se han quedado sin los ingredientes necesarios para preparar las comidas diarias. Nuestra panadería móvil, la última en funcionamiento en Gaza, se ha quedado sin harina", dijo la organización en un comunicado en su cuenta de X, mientras grupos humanitarios alertan de una incipiente hambruna en este territorio, donde no entran alimentos, medicinas, agua o combustibles.

La última panadería móvil ya no tiene harina y más del 80 por ciento de las comidas comunitarias de WCK se han quedado sin material. "Sin ingredientes ni combustibles, estas cocinas no pueden alimentar a las familias que dependen de ellas", ha lamentado la organización, que en las últimas semanas había tirado de "creatividad" y "determinación" para aprovechar al máximo los pocos ingredientes y el combustible que tenía.

El chef José Andrés ha subrayado también que hay "camiones cargados con comida y otros suministros esperando en Egipto, Jordania e Israel" pero permanecen varados en la frontera israelí con Gaza porque su "labor vital no puede continuar sin el permiso de Israel para la entrada de esta ayuda". Por ello, el cocinero español ha exigido a las autoridades israelíes que vuelvan a permitir el flujo de ayuda, en línea con las peticiones lanzadas en estos últimos dos meses desde otras organizaciones humanitarias sobre el terreno.

Días atrás, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), el principal proveedor de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, también alertó que 3.000 de sus camiones no podían cruzar los pasos fronterizos.

En abril de 2024, siete trabajadores de WCK fueron asesinados en múltiples ataques aéreos israelíes en Gaza contra el convoy en el que viajaban en Deir al Balah, centro de Gaza, lo que les forzó a suspender sus labores temporalmente.

En 18 meses de ofensiva israelí, con más de 52.000 muertos y cerca de dos millones de gazatíes forzosamente desplazados, WCK asegura haber servido más de 130 millones de comidas y 26 millones de panes. Desde enero ha detectado unos 10.000 casos de malnutrición aguda en niños, de los cuales 1.600 son casos graves. Un dato que Unicef eleva a 60.000 niños al referirse a varios grados de desnutrición, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).