Enrico Bosco, dueño del conocido restaurante de Madrid Peppe Fusco, ha impactado a miles de personas al contar lo que le ha ocurrido ahora con una persona que hace dos años dejó una opinión muy positiva en una plataforma de valoración.

Ese usuario daba la máxima puntuación, alababa diversos platos del local y explicaba su situación: "Soy una persona 'sin hogar' que duerme a escasos ocho metros del restaurante. Pero he podido degustar productos suyos a través de clientes que me los han ofrecido e invitado. Por mi parte se merecen más de cinco estrellas".

El propio restaurante respondió en su día señalando que los clientes no le tendrían que invitar más: "Siempre que tengas hambre ven, pregunta por Enrico y te prepararemos más platos para que puedas seguir degustándolos. Desconozco el motivo de tu situación, pero espero que al menos pueda servirte de algo".

Bosco ha contado ahora en Threads lo que pasó después de esa respuesta: "Nuestra supervisora lo localizó en un banco. Le invité a entrar y le dimos de cenar. Me contó que venía de Barcelona, que había trabajado toda la vida en hostelería, pero que un divorcio lo dejó en la calle".

"Me conmovió. Y aunque olía a alcohol, y pese a tener dudas (por una experiencia anterior que no llegó a buen puerto), le ofrecí una oportunidad: un contrato de 40h como lavaplatos en Malafemmena. Y con la promesa de que si veía que era constante y válido, le ofrecería un puesto mejor, de camarero e incluso encargado, que es en lo que decía que tenía experiencia", ha explicado.

"Y que fuera buscando una habitación de alquiler. Que podía ayudarle con la fianza. Quedamos para el día siguiente", señala el hostelero, que apunta que, sin embargo, esa persona nunca se presentó.

"Un par de meses después, mi socio lo volvió a ver en la calle, con el mismo cartel: 'Busco trabajo. Duermo en la calle'. Y ahí quedó todo. Hasta hoy", prosigue Bosco, que lamenta que esa persona les ha puesto ahora una reseña muy negativa en su restaurante Malafemmena en el que dice: "Obligados a pasar de 10 a 12 horas diarias seis días a la semana por el mísero sueldo de 1.037 euros mensuales y con las pagas prorrateadas. Además, sus productos son de muy baja categoría, y utilizan alimentos de recuperados de contendedores de basura de supermercados cercanos".

El propio Bosco ha subido a la red social una captura del WhatsApp que ha mandado a esa persona. "Me duele haber leído eso viniendo de una persona a la que intenté ayudar. Independientemente de eso, espero que hayas podido solucionar tu situación", le dice.

En la respuesta a la reseña, el restaurante subraya: "Jamás has trabajado con nosotros. Acusas sin pruebas de explotar a trabajadores, usar productos de baja calidad o comida de contenedores es inaceptable".

"No conoce nuestros productos ni nuestros sueldos (salvo el de lavaplatos, que ni siquiera es lo que él pone). Y duele. Porque somos muchos los que luchamos por hacer bien las cosas. Por supuesto que siempre se puede mejorar, pero intentamos cuidar a nuestros equipos y tener principios", se lamenta el hostelero.

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