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Monasterio de Piedra: ruta por el icono aragonés

Monasterio de Piedra: ruta por el icono aragonés

Su reapertura en marzo de 2025, tras los daños sufridos por la DANA de octubre del año anterior, ha devuelto a los visitantes la posibilidad de recorrer uno de los espacios más singulares de la península.

El monasterio de PiedraPEDRO OZÁEZ ALMAGRO/MINUBE

Enclavado en un paraje de ensueño, el Monasterio de Piedra se alza como uno de los destinos más emblemáticos del turismo aragonés. A tan solo una hora y cuarto de Zaragoza capital, este enclave situado en Nuévalos combina historia, naturaleza y patrimonio en una experiencia que trasciende lo meramente turístico. Su reapertura en marzo de 2025, tras los daños sufridos por la DANA de octubre del año anterior, ha devuelto a los visitantes la posibilidad de recorrer uno de los espacios más singulares de la península.

La ruta por el Monasterio de Piedra se despliega en dos vertientes complementarias: el conjunto monástico del siglo XIII y el Parque Jardín Histórico. El primero, fundado por monjes cistercienses, conserva aún la solemnidad de sus orígenes medievales. La iglesia, el claustro, la sala capitular, el refectorio y otras estancias monacales permiten al visitante sumergirse en la vida cotidiana de los monjes que habitaron este lugar durante siglos. A ello se suma el Museo del Vino D.O. Calatayud, la exposición de carruajes y una muestra sobre la historia del chocolate, que enriquecen la visita con un enfoque cultural y gastronómico.

Pero es en el parque natural donde el Monasterio de Piedra despliega su cara más espectacular. Un recorrido de aproximadamente cinco kilómetros serpentea entre saltos de agua, grutas y lagos, guiado por el curso del río Piedra. La Cola de Caballo, una cascada de 90 metros de altura, se erige como el icono visual del parque, aunque no es la única maravilla. La Gruta Iris, escondida tras una cortina de agua, ofrece un espectáculo de luz y color que parece sacado de un cuento. El Lago del Espejo, con su superficie cristalina, refleja la vegetación circundante y se convierte en un remanso de paz para los caminantes.

La ruta circular que parte desde Nuévalos permite descubrir otros puntos de interés como la Cascada La Caprichosa, los Fresnos Altos o el monumento a Juan Federico Muntadas Jornet, impulsor de la transformación del monasterio en destino turístico en el siglo XIX. A lo largo del camino, los visitantes pueden detenerse en miradores, pasarelas y merenderos que invitan a la contemplación y al descanso. La biodiversidad del entorno, con especies de aves y flora autóctona, convierte el paseo en una experiencia sensorial completa.

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