Hay un motivo por el que el patio de este castillo de Almería está en Nueva York
Una vez embaladas, las piezas fueron enviadas por barco a Nueva York, donde llegaron a principios del siglo XX.

En la provincia de Almería, España, se erige el majestuoso Castillo de Vélez-Blanco, una fortaleza renacentista construida entre 1506 y 1515 por orden de Don Pedro Fajardo y Chacón, primer Marqués de los Vélez. Este castillo, que combina elementos defensivos con la elegancia de un palacio renacentista, es conocido por su impresionante Patio de Honor, una obra maestra de la arquitectura de la época. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este patio no se encuentra en su ubicación original, sino que ha sido trasladado a miles de kilómetros de distancia, al corazón de Nueva York.
El traslado del Patio de Honor del Castillo de Vélez-Blanco a Nueva York es una historia fascinante que involucra ventas, adquisiciones y un complejo proceso de reubicación. En 1904, los propietarios del castillo, la Casa de Medina Sidonia, decidieron vender el valioso patio a un anticuario francés debido al progresivo abandono y deterioro de la fortaleza. Este anticuario, a su vez, lo vendió a los coleccionistas estadounidenses George y Florence Blumenthal, quienes lo instalaron en su residencia de Manhattan.
El proceso de traslado del patio comenzó con su desmantelamiento en Almería. Cada pieza de mármol, cada escultura y cada detalle arquitectónico fue cuidadosamente numerado y embalado para su transporte. Este minucioso trabajo de catalogación fue esencial para asegurar que el patio pudiera ser reconstruido con precisión en su nueva ubicación. Una vez embaladas, las piezas fueron enviadas por barco a Nueva York, donde llegaron a principios del siglo XX.
La instalación del patio en la residencia de los Blumenthal en Manhattan fue un proyecto ambicioso que requirió la colaboración de arquitectos, ingenieros y artesanos especializados. La reconstrucción del patio se llevó a cabo con la misma atención al detalle que su desmantelamiento, asegurando que cada pieza encajara perfectamente en su lugar. Los Blumenthal, apasionados por el arte y la arquitectura, querían recrear la magnificencia del patio original en su hogar, y no escatimaron en recursos para lograrlo.
Tras la muerte de George Blumenthal en 1941, Florence decidió donar el patio al Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York. En 1945, el patio fue trasladado nuevamente, esta vez al MET, donde se ha exhibido desde entonces. La donación de los Blumenthal permitió que esta joya del Renacimiento español fuera accesible al público, convirtiéndose en una de las piezas más destacadas de la colección del museo.
El traslado y la instalación del patio en el MET también implicaron un complejo proceso de trámites y permisos. La reubicación de estructuras históricas requiere cumplir con estrictas regulaciones tanto en el país de origen como en el país receptor. En España, se necesitó la autorización de las autoridades locales y nacionales para permitir la exportación de un bien cultural de tal importancia. En Estados Unidos, el MET tuvo que obtener permisos para la importación y la instalación del patio, asegurando que se cumplieran todas las normativas de conservación y protección del patrimonio.
Además de los trámites legales, el proceso de reubicación incluyó la restauración de algunas piezas dañadas durante el transporte y la adaptación del patio a su nuevo entorno. En el MET, se realizaron trabajos de consolidación estructural y restauración ornamental para garantizar la estabilidad y la conservación del patio a largo plazo. Estos trabajos incluyeron la limpieza de las superficies de mármol, la reparación de grietas y la reintegración de elementos decorativos que se habían perdido o dañado.
El Patio de Honor del Castillo de Vélez-Blanco no es el único elemento del castillo que se encuentra en el extranjero. Otros elementos decorativos, como frisos de madera y artesonados, también han sido dispersados por distintos museos y colecciones privadas en todo el mundo. Por ejemplo, diez frisos de madera que representaban los trabajos de Hércules y los triunfos de César fueron redescubiertos en 1996 en el Museo de las Artes Decorativas de París. Asimismo, uno de los artesonados originales del castillo se halla en el Instituto Cultural Helénico de Ciudad de México.
A pesar de la ausencia de su patio original, el Castillo de Vélez-Blanco sigue siendo un símbolo del esplendor renacentista español. Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931, ha sido objeto de diversas restauraciones que buscan preservar su legado arquitectónico y cultural. La dispersión de sus elementos más preciados por distintos museos del mundo plantea reflexiones sobre la conservación y el destino del patrimonio histórico