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Este es el mayor cráter de la Luna

Este es el mayor cráter de la Luna

La cuenca Aitken no presenta bordes elevados bien definidos.

Imagen de la Luna tomada desde la Tierra.Getty Imagen

Durante siglos, la Luna ha sido objeto de fascinación para astrónomos, poetas y científicos. Su superficie, marcada por impactos de meteoritos, guarda la historia de un sistema solar violento y en constante evolución. Entre sus cicatrices más notables se encuentra una estructura colosal que desafía la imaginación humana: el cráter más grande de nuestro satélite natural.

Este gigantesco cráter no es visible desde la Tierra. Se encuentra en la cara oculta de la Luna, una región que permaneció desconocida hasta la llegada de las sondas espaciales. Su tamaño, antigüedad y complejidad lo convierten en un objeto de estudio clave para comprender la evolución geológica de la Luna y, por extensión, del sistema solar primitivo.

El cráter más grande de la Luna se llama cuenca Aitken del Polo Sur, y no solo es el mayor del satélite, sino también uno de los más grandes del sistema solar. Esta cuenca de impacto tiene un diámetro aproximado de 2.500 kilómetros y una profundidad que alcanza los 8 kilómetros en algunas zonas. Para ponerlo en perspectiva, su extensión cubriría casi toda Europa occidental. Se estima que se formó hace más de 4.000 millones de años, durante el período conocido como el Bombardeo Intenso Tardío, cuando la Luna y otros cuerpos del sistema solar eran frecuentemente golpeados por asteroides y cometas.

A diferencia de otros cráteres lunares más pequeños y recientes, la cuenca Aitken no presenta bordes elevados bien definidos. Su antigüedad ha permitido que procesos geológicos posteriores, como el vulcanismo y nuevos impactos, hayan modificado su morfología original. Sin embargo, su contorno aún es reconocible gracias a los estudios topográficos realizados por misiones como la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA y la sonda china Chang’e 4, que aterrizó en su interior en 2019.

Uno de los aspectos más intrigantes de esta cuenca es su composición. Las observaciones espectroscópicas han revelado la presencia de materiales del manto lunar, lo que sugiere que el impacto que la formó fue tan violento que perforó la corteza y expuso capas profundas del interior lunar. Este hallazgo es de gran interés para los científicos planetarios, ya que permite estudiar directamente materiales que normalmente estarían fuera de alcance sin necesidad de perforaciones.

Además de su valor científico, la cuenca Aitken del Polo Sur ha despertado el interés de agencias espaciales como posible ubicación para futuras misiones tripuladas. Su relativa estabilidad térmica, la presencia de cráteres permanentemente sombreados que podrían contener hielo de agua, y su riqueza geológica la convierten en un objetivo estratégico para la exploración lunar. La NASA, por ejemplo, ha considerado esta región como una de las candidatas para el programa Artemis, que busca establecer una presencia humana sostenible en la Luna.

La formación de esta cuenca también ha tenido implicaciones en la historia térmica de la Luna. Modelos geofísicos sugieren que el impacto pudo haber alterado el flujo de calor interno del satélite, afectando la actividad volcánica en otras regiones. Asimismo, su estudio ha permitido refinar las teorías sobre la frecuencia y magnitud de los impactos en los primeros tiempos del sistema solar, aportando datos cruciales para entender la evolución de planetas como la Tierra.

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