Abandonan un rebaño de vacas en una isla desierta y 130 años después un estudio genético descoloca a los investigadores
Muuuuuuuuuchas dudas resueltas.

Un reciente estudio genético realizado en una remota región austral ha revelado un hallazgo sorprendente, gracias al análisis de una muestra insólita: una peculiar población bovina. Se trata de las vacas que vivieron en la isla de Ámsterdam (también conocida como Nueva Ámsterdam), un territorio de soberanía francesa que forma distrito junto a las islas San Pablo y que acoge una de las cuatro estaciones científicas permanentes de Francia en sus Tierras Australes y Antárticas: la base Martin-de-Viviès.
Según recoge el portal Future Sciences, en esta isla, situada a 4.440 kilómetros al sureste de Madagascar, confluyen una serie de factores que harían muy complicado el asentamiento de ganado. Entre ellos, destacan las ráfagas de viento extremas, el fuerte oleaje y la ausencia de fuentes permanentes de agua dulce, lo que convierte el entorno en un lugar poco hospitalario para animales de estas características.
Pese a ello, esta lógica no se cumplió en el caso de un grupo de vacas que, según se estima, fue abandonado en el siglo XIX en este territorio sub antártico. A lo largo del tiempo, estos animales no solo sobrevivieron, sino que su número se incrementó hasta alcanzar una población de alrededor de 2.000 ejemplares.
Granjeros a la huida y seis vacas abandonadas a su suerte
Por registros históricos, se cree que la población inicial era de unas seis vacas llevadas desde la isla gala de Réunion, en 1871, por un granjero llamado Heurtin y su familia. Su intención era la de establecerse en la inhóspita isla de Ámsterdam y además de establecer cultivos, contar con ganado. Pero salió mal y a los pocos meses estaban de vuelta huyendo de las duras condiciones climatológicas. Pero en esa abrupta salida, dejaron a los animales en tierra.
Los investigadores exponen que, lógicamente, esos animales entraron en una dinámica de endogamia, pero ese proceso que habitualmente es perjudicial, adquirió el cariz contrario. En este sentido, la endogamia se asocia a una acumulación en el genoma de mutaciones deletéreas responsables de disfunciones biológicas que abre la puerta a una mayor probabilidad de padecer enfermedades genéticas. Pero también puede darse otro escenario, el contrario, denominado purga. Los animales en cuestión no presentaban ninguno de estos defectos y estaban completamente sanos.
A mayores, el estudio también evidenció la singularidad de estas vacas. La caracterización genética de los animales reveló que parecían descender de dos poblaciones bovinas muy distintas de ganado taurino europeo y genéticamente cercanas a los animales actuales de la raza Jersey (aproximadamente en un 75%) y al ganado cebú del Océano Índico (aproximadamente, el 25%).
Una mutación para sobrevivir
La hipótesis es que Heurtin, quien debía de ser mejor granjero que colonizador, había realizado una selección muy particular para llevarse a Nueva Ámsterdam. Había optado por la Jersey, que estaba 'de moda' en aquel momento -era la predominante-, cruzada con las locales cebú. Quizás buscando una generación ya capaz de asentarse bien en el clima austral, al apostar por razas locales, pero también por una procedente de una isla con clima similar.
En la investigación se identificó que estas vacas habían desarrollado una mutación que les permitía adaptarse mejor a ese entorno. Se trata de una dinámica que ocurre en islas y archipiélagos, el denominado enanismo insular, en otras palabras, un fenómeno evolutivo por el cual las especies animales grandes se vuelven más pequeñas cuando viven en una isla o en un entorno aislado.
Con todo, esta historia tuvo un abrupto final, que explica directamente por qué las muestras de 18 animales tomadas para las dos campañas de estudio en las que se apoya esta investigación científica datan de 1992 y 2006. En 2010, toda la población de estas vacas fue eliminada de forma apresurada, según recoge la citada información. El motivo, para algunos polémico, fue puramente medioambiental y conservacionista y responde a la catalogación de la isla de Ámsterdam como reserva natural nacional y santuario natural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Dichas vacas suponían un riesgo a la existencia de dos especies endémicas de esta isla, el arbusto Phylica arborea, que pisoteaban en su avance, y el albatros de Ámsterdam Diomedea amsterdamensis, al que se creía que podían desplazar por el sobrepastoreo del terreno -nunca llegó a confirmarse este extremo-. Aunque hubo peticiones desde la comunidad científica para crear una zona cerrada en la isla y poder investigar con detenimiento el proceso evolutivo, las autoridades desecharon esa posibilidad. En ese camino de 'limpieza', también fueron eliminados roedores y felinos.