La Armada española ha decidido reforzar sus capacidades defensivas mediante la adquisición de un nuevo lote de 1.200 minas contracarro, destinadas especialmente a la Infantería de Marina. Según informa InfoDefensa, el contrato alcanza los 363.000 euros (impuestos incluidos) y busca aumentar la efectividad en operaciones de contra-movilidad, claves para frenar el avance de blindados enemigos.

La nueva compra pone el foco en la necesidad del Ejército de contar con explosivos fiables y versátiles en operaciones de combate terrestre. Cada mina contendrá una carga explosiva de 2,4 kilos de TNT y deberá cumplir estrictos requisitos técnicos, desde resistencia a impactos hasta capacidad operativa en temperaturas extremas.

Las especificaciones técnicas recogidas en la licitación detallan que estas minas deberán tener un diseño cilíndrico y estanco, lo que garantiza su funcionamiento incluso tras estar sumergidas durante 24 horas a medio metro de profundidad. Además, tendrán que soportar condiciones climáticas extremas, desde los -30 °C hasta los +50 °C, y resistir caídas de casi cinco metros sobre acero sólido.

El objetivo principal es dificultar al máximo su detección y desactivación por parte del enemigo, algo crucial en escenarios de combate moderno. Las minas serán activadas por presión, con un margen de carga que oscila entre los 150 y los 300 kilos, lo que las convierte en armas especialmente diseñadas para neutralizar vehículos blindados y carros de combate enemigos.

Este armamento irá principalmente dirigido al Tercio de la Armada, la Fuerza de Protección de la Armada (Fupro) y la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), unidades clave en operaciones de defensa y contraataque. La compra se suma así a otras adquisiciones recientes del Ejército de Tierra, que el año pasado cerró un acuerdo con Rheinmetall Expal Munitions para adquirir 6.000 minas similares por valor de 1,4 millones de euros, con otro lote adicional de 7.500 previsto para este año.

La Armada pretende así mantenerse al día en la "carrera de la defensa", reforzando su posición frente a amenazas blindadas cada vez más avanzadas tecnológicamente. Esta compra es un claro indicativo de la apuesta militar española por modernizar sus capacidades defensivas, actualizando constantemente su arsenal con productos de última generación.