Lo que comenzó como una jornada de ocio en la costa gaditana terminó convertido en un nuevo episodio de fricción en torno al Peñón. Un vehículo con matrícula de Gibraltar fue vandalizado este pasado fin de semana en El Puerto de Santa María, cerca de Cádiz. Sus propietarios, que habían acudido a un evento deportivo, lo dejaron aparcado y, al regresar, se lo encontraron con las lunas rotas y las pintadas. Según informó la Gibraltar Broadcasting Corporation (GBC), se trata de un “incidente aislado”. Sin embargo, al cruzar el Estrecho, la historia ha prendido como la pólvora.

Porque el tabloide británico Daily Express se ha hecho eco de este ataque y ha destacado la avalancha de reacciones airadas que ha provocado en redes sociales. “Así jamás les convencerán de entregar el Peñón”, escribió un usuario. Otro recalcó: “Nunca JAMÁS caeremos bajo soberanía española”. También se han leído comentarios como: “Solo un idiota se haría español por voluntad propia” o “He visitado el Peñón muchas veces. Es un lugar fabuloso, con gente fabulosa. Británico mientras su gente lo desee”.

Desde Londres no se ha difundido ninguna reacción oficial, pero el trasfondo diplomático resulta innegable. España mantiene su reclamación histórica sobre Gibraltar, al que el Ministerio de Asuntos Exteriores define como una “ocupación ilegal” que “no cumple con los requisitos del Derecho Internacional para la adquisición de soberanía”. En su web institucional se reitera: “España ha exigido siempre su devolución incondicional” y no reconoce “ni la ocupación del istmo ni la valla como frontera”.

Los gibraltareños han expresado en dos referendos, en 1967 y en 2002, su decisión de seguir formando parte del Reino Unido. El conflicto sigue estancado en el plano político, pero se reactiva con fuerza en lo social y emocional cada vez que ocurre un episodio como este. El suceso también ha generado inquietud entre quienes cruzan a diario la frontera para trabajar, hacer compras o disfrutar del ocio.