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Un ecologista acepta dejarse comer por la serpiente más grande del mundo y paran el reto en directo: "Mi cara, necesito ayuda"

Un ecologista acepta dejarse comer por la serpiente más grande del mundo y paran el reto en directo: "Mi cara, necesito ayuda"

El experimento se grabó para un programa de televisión cuyo objetivo es el de alertar sobre la destrucción del Amazonas, hogar natural de la anaconda verde.

Un ejemplar de anaconda en el Amazonas.Gamma-Rapho

Meterse en la boca de una anaconda, literalmente, no es algo que entre en los planes de casi nadie. Pero Paul Rosolie, un ecologista estadounidense conocido por sus acciones radicales en defensa del medio ambiente, decidió hacerlo. Participó en un arriesgado experimento grabado para el programa Eaten Alive, con la intención de mostrar al mundo la vulnerabilidad de los ecosistemas tropicales y provocar una reacción global frente a la tala descontrolada del Amazonas. Su plan: dejar que una anaconda intentara tragárselo vivo.

El proyecto, según informa el medio polaco O2 citando a LADbible, no fue un simple espectáculo televisivo. Detrás de la aparente locura, había una intención clara: visibilizar el impacto del ser humano sobre los hábitats naturales y generar apoyo a su causa ecológica. El resultado, sin embargo, rozó el desastre.

Durante el rodaje, la serpiente comenzó a envolver su cuerpo y Rosolie notó cómo le aplastaba el brazo. Entre gritos, pidió ayuda: "Está empezando a comerme. Chicos, mi cara, necesito ayuda”. La grabación se interrumpió en el acto para sacarlo de allí con vida.

Para enfrentarse al mayor depredador de la selva sin salir hecho papilla, Rosolie diseñó un traje especial. Estaba fabricado con fibra de carbono, un material extremadamente resistente, reforzado en las zonas más expuestas. También llevaba incorporado un sistema de oxígeno, cámaras, micrófonos y sensores para monitorizar su estado durante el intento de ingestión.

El traje se impregnó con sangre de cerdo, un detalle clave para activar el instinto de caza del animal. No se dejó nada al azar. El objetivo era registrar desde dentro el momento en que la serpiente lo engullera parcialmente, pero las cosas se torcieron antes de lo previsto.

Según O2, mientras la anaconda comenzaba a rodearlo, Rosolie sintió cómo la presión sobre su brazo aumentaba peligrosamente. En cuestión de segundos, la situación se volvió crítica. “Me está aplastando”, avisó antes de pedir socorro. El equipo, preparado para cualquier emergencia, interrumpió la grabación y lo rescató de inmediato.

Una locura con causa: salvar la selva amazónica

Aunque a primera vista el experimento pueda parecer una extravagancia más de la televisión estadounidense, lo cierto es que Paul Rosolie no es un aficionado ni un showman. Lleva años trabajando en la protección de ecosistemas tropicales y ha realizado expediciones por Brasil, India, Indonesia y, sobre todo, Perú.

Su objetivo era conseguir algo más que atención mediática: quería sacudir conciencias, generar impacto y atraer fondos para su proyecto medioambiental. Su mensaje era claro: si hay que dejarse tragar por una serpiente para que se hable del Amazonas, se hace.

La deforestación masiva y la expansión de la agricultura intensiva están acabando con el hábitat natural de miles de especies. La anaconda verde, protagonista del experimento, es una de ellas. Aunque no está catalogada como especie en peligro, su entorno sí lo está. Y sin selva, no hay serpiente que sobreviva.

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