Un hombre se sube a un avión y decide parar el mundo. En Chipre. Procedente de un país árabe, de mayoría musulmana. Para impresionar a su ex mujer. A primera hora de la mañana y con el planeta en alerta por los recientes ataques terroristas de Bruselas. Dice tener un cinturón de explosivos y exige que el vuelo sea desviado al aeropuerto de Larnaca. Y lo consigue.