No está en el Mediterráneo ni en el sur peninsular y tampoco es una de las regiones más turísticas del país. Sin embargo, lidera un dato geográfico que sorprende incluso a muchos españoles. Es el caso de la comunidad autónoma peninsular con más kilómetros de costa. 

Concretamente, cuenta con 1.498 kilómetros de litoral, lo que representa casi el 19 % del total costero del país. Esta cifra sitúa a esta comunidad autónoma en lo más alto del ranking, por delante de comunidades tradicionalmente asociadas al turismo de sol y playa. 

En segundo lugar de la lista se encuentra Andalucía, que cuenta con 910 km, seguido de Cataluña con 699 kilómetros y la Comunidad Valenciana con 518 km. Pero lo más sorprendente no es que esté por encima de estas comunidades sino que supera a la propia costa continental de Portugal, que suma 943 kilómetros. 

Una forma costera muy irregular y fragmentada

Se trata de Galicia cuyo récord no se debe tanto a la superficie de su territorio, sino a su peculiar geografía. Esta comunidad autónoma tiene un litoral muy irregular, lleno de rías, cabos, ensenadas y acantilados, lo que multiplica la longitud de su costa. 

A diferencia de las líneas más rectas del Mediterráneo, la costa gallega se adentra profundamente en tierra firme, creando una red de paisajes marinos únicos. Desde las tranquilas y turísticas Rías Baixas, pasando por la salvaje Costa da Morte, hasta los acantilados de la Mariña Lucense en el norte, el litoral gallego ofrece una variedad de escenarios difícil de igualar.

La provincia que supera a países

Dentro de la comunidad, la provincia de A Coruña se lleva la mayor parte del protagonismo ya que cuenta con 956 kilómetros de costa, lo que significa que más de la mitad del litoral gallego está en esta provincia. Formaciones como las rías de Arousa, Muros y Noia, la Costa da Morte o el golfo Ártabro son solo algunos de los puntos que explican esta extensión.

Más allá del número de kilómetros, el litoral gallego es clave para la vida económica, social y ecológica de la región. Actividades como la pesca forman parte de su ADN, mientras que la riqueza natural de sus rías ha dado lugar a espacios protegidos y reservas marinas. 

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