Muchos que viajan a Japón se paran en el precioso jardín donde puedes navegar entre rosas
Un lugar mágico que tiñe de rosa las faldas del monte Fuji.

Con la llegada de la primavera, los jardines se convierten en auténticos oasis de tranquilidad: senderos impecables, estanques en calma y olores que invitan a perderse entre sus diversas flores y árboles. Aunque cada espacio verde ofrece su propio encanto, Japón aguarda un espectáculo único: un jardín rosa que cubre las laderas con un mar de diminutas flores y ofrece una de las postales más emblemáticas del país.
Esto es posible en el Festival Shibazakura, una celebración floral que pinta de fucsia las faldas del monte Fuji. Este evento primaveral se ha convertido en una de las principales atracciones de la región de Yamanashi, capturando la atención de amantes de la naturaleza y la fotografía de todo el mundo. Casi siempre están en plena floración desde mediados de abril hasta finales de mayo.
El artífice de este gran césped rosa fue Nakahachi Suekichi, quien al terminar la Segunda Guerra Mundial recibió como obsequio unas flores llamadas shibazakura de un pueblo cercano a Ōzora. Estas plantas pertenecientes a la familia Polemoniacea tienen una corola de cinco pétales similar a la del cerezo, por lo que cautivaron a Suekichi de inmediato. Las cultivó con esmero y, después de décadas de dedicación, transformó su jardín en toda una alfombra floral.
Un espectáculo impactante
Tal era la belleza de esta flor que la Corporación Pública de Gestión de Aguas Termales de Motokoyama pidió a Suekichi que crease un parque para la gente del municipio y también para los huéspedes de su centro de aguas termales. Con herramientas simples y usando un pequeño remolque arrastrado por su bicicleta, el hombre cultivó a mano toda la colina durante ocho años. Hasta su fallecimiento en 2009 cuidó cada rincón y cada flor del enorme jardín.
Hoy su mantenimiento es tarea de un equipo formado por apenas tres personas que limpian a mano las malezas y sin usar ningún pesticida. Este año, el Festival Fuji Shibazakura celebra su 25ª edición con una alfombra multicolor que va del blanco al rosado más intenso, llegando incluso a tonalidades moradas. Uno de los atractivos visuales más peculiares es la figura de una vaca dibujada con flores que representa la tradición ganadera y ha sido apodada como Nonkī kun.
Además de la contemplación floral, el festival también permite disfrutar de diversas actividades como montar en karts, observar peces de colores en un estanque de pesca o disfrutar de la gastronomía local. Cada primavera, la región recibe a cientos de miles de visitantes atraídos por esta maravilla natural, lo que ha impulsado significativamente la economía local con ingresos derivados de transporte, alojamiento, gastronomía y comercio.