La ciudad española que se asemeja a Río de Janeiro por el Cristo que luce en una de sus colinas
Una escultura que poco tiene que envidiar a su homólogo brasileño.

Seguro que todos hemos oído hablar alguna vez del Cristo Redentor de Río de Janeiro, esa emblemática escultura que se erige en la cima de una montaña con vistas a la ciudad y que se alza con los brazos extendidos, simbolizando la esperanza y la redención. Su imponente figura ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un icono universal. No obstante, no hace falta viajar demasiado lejos para apreciar una maravilla parecida.
Málaga se ha convertido en motivo de comparación con la ciudad brasileña por albergar una réplica de esta joya artística en la parte alta de un cerro. Se trata de la imponente escultura del Sagrado Corazón de Jesús, conocida popularmente como ‘El Santo’. Ubicada en la Sierra de Gibralmora, en el municipio de Pizarra, esta obra de arte ha llamado la atención de locales y turistas, evocando imágenes del famoso Cristo del Corcovado.
‘El Santo’ no es solo una representación religiosa, sino que se ha transformado en un emblema de la identidad malagueña. Con sus brazos extendidos y su mirada serena, la escultura ofrece un mensaje de acogida y esperanza. Las comparaciones con su homólogo brasileño no son fortuitas, ya que ambos monumentos comparten la grandiosidad y la simbología de unión que tanto les caracteriza.
La subida al Santo
El primer Sagrado Corazón de Jesús fue construido en bronce y hierro en 1916 bajo orden de Fernando Soto Aguilar, el conde de Puerto Hermoso. Fue colocado en la cima de la Sierra de Gibralmora, pero durante la Guerra Civil esta escultura fue destruida y reemplazada por una cruz. No fue hasta 1995 que el escultor Miguel Fuente de Olmo construyó una nueva estatua que se posicionó en el mismo sitio que su predecesora.
Desde su emplazamiento privilegiado, ‘El Santo’ abre sus brazos mirando al pueblo de Pizarra y su Vega, ofreciendo además unas vistas espectaculares a los municipios cercanos como Álora, Casarabonela, Guaro, Coín y las pedanías de Zalea y Cerralba. Para llegar hasta aquí existe una ruta de dificultad moderada con 8,65 kilómetros de distancia. Al principio el sendero es un tanto disperso, pero existen señalizaciones que indican el ascenso al bosque.
No obstante, se recomienza seguir el pequeño arroyo que atraviesa la zona para evitar desorientarse. El camino es en ascenso constante pero con poco desnivel, hasta llegar al último tramo donde la ruta abandona el bosque de pinos para adentrarse en uno de los recovecos de la Sierra de Gibralmora y se acentúa el desnivel. El tiempo aproximado de este recorrido es de 4 horas, pero merece la pena solo por llegar a lo más alto donde se podrá disfrutar de uno de los mejores balcones naturales del Guadalhorce.