Las encimeras, el interior del microondas o el frigorífico, la vitrocerámica, el fregadero... habitualmente, cuando limpiamos la cocina, esos son los puntos claves que procuramos que queden impecables, sin manchas de suciedad, restos de alimentos o grasa incrustada.

Sin embargo, como recuerdan en Senest, existe otro elemento, que es otro de los lugares más sucios de la cocina, que se suele pasar por alto y no deberíamos.

En lo que muchas personas ni caen en la cuenta son los interruptores: "Esto puede convertirlos en un caldo de cultivo ideal para las bacterias, que pueden propagarse con facilidad. Un toque rápido al interruptor en medio de la cocción, sin lavarse las manos después, puede provocar una contaminación accidental".

Lo recomendable es no olvidarse de limpiarlos una vez a la semana, o más si se utilizan con mucha frecuencia.

Se recomienda utilizar un paño húmedo para ello en lugar de rociar productos de limpieza directamente sobre ellos, para evitar así dañar los componentes electrónicos.

Tampoco hay que olvidarse del pomo o manillar de la puerta, por los mismos motivos.