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La catedral de Burgos guarda un enigma sobre un cuadro que se asocia a este más que reputado artista

La catedral de Burgos guarda un enigma sobre un cuadro que se asocia a este más que reputado artista

Esta obra data entre el año 1515 y 1520.

Una imagen de archivo de la catedral de BurgosGetty Images

En el corazón de la Capilla de los Condestables, uno de los espacios más fastuosos de la Catedral de Burgos, una pintura de tamaño contenido —pero de misterio colosal— cuelga tras un cristal blindado. 

Se trata de la ‘Santa María Magdalena’, un óleo sobre tabla atribuido a Giampietrino, discípulo directo del genio renacentista Leonardo da Vinci, cuya posible intervención en la obra continúa alimentando el enigma de hasta qué punto participó Da Vinci en la creación de esta obra. 

La tabla, datada entre 1515 y 1520, llegó a la catedral de la mano de Pedro Fernández de Velasco y Tovar, cuarto condestable de Castilla. Su presencia en la capilla construida por sus abuelos fue, desde su origen, símbolo de prestigio, pero también de interrogantes. 

Un redescubrimiento en los años 90

Aunque durante siglos fue una de las joyas menos conocidas de la catedral, la restauración de la capilla en 1996 reavivó el interés por la pintura. Su autoría ha sido debatida desde entonces. Mientras la tradición popular la atribuía a Leonardo da Vinci, el consenso académico más reciente señala a Giampietrino (Giovan Pietro Rizzoli), aunque sin descartar del todo la intervención del maestro.

La comparación con otras obras firmadas por Giampietrino, como las versiones de ‘María Magdalena’ conservadas en el Museo del Hermitage o el Portland Art Museum, revela un estilo coherente. Sin embargo, la delicadeza del rostro y la expresividad de la figura burgalesa despiertan dudas.

Un secreto bien guardado

El propio canónigo Agustín Lázaro, quien conocía profundamente la colección artística de la Catedral, defendía la posibilidad de que Leonardo hubiera pintado el rostro, mientras su discípulo completaba el resto.

Pese al paso de los siglos, la ‘Santa María Magdalena’ sigue guardando silencio. Su mirada dulce y melancólica, continúan fascinando a quienes se detienen ante ella. Un misterio pictórico que, en plena Catedral de Burgos, mantiene viva la posibilidad de que una pincelada de Da Vinci haya quedado inmortalizada entre las piedras góticas de Castilla.

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